La tarde del 17 de junio un fuerte aguacero estremecía a Caracas. Intranquila, Daikary Montes daba vueltas por la sala de su casa. Sabía que estaba próxima a dar a luz a su tercer hijo, pero prefirió calmarse y esperar una señal.
“Me dieron dolores, así como de estómago, y yo dije: ¿será que sí voy a parir? Fui al baño y seguían los dolores. Me fui a la cocina y me empecé a marear… Rompí fuente”, cuenta la joven de 25 años.
De inmediato, salió junto a su padre y otros familiares por el estrecho callejón que la llevaría desde su residencia- en lo alto de un barrio pobre- hasta el lugar donde podía conseguir asistencia médica.
«Íbamos bajando por la lluvia, buscando el paraguas para no mojarme”, recuerda Daikary. Unos 20 escalones más abajo de su casa, se detuvo. “Le dije a mi tía: No aguanto. Mi tía me dijo: pero espérate otro poquito, espérate otro poquito. Y yo: tía, ya no puedo. Voy a pujar. Voy a pujar. Apenas pujé, mi tía lo agarró”. Por fortuna, una prima graduada de enfermera estaba por el lugar y se apresuró a darle la atención apropiada.
Pero otras mujeres venezolanas se han visto en la misma situación en el transporte público o, incluso, frente a centros de salud públicos.
«El principal riesgo es para el recién nacido. Un recién nacido que traiga una circular de cordón, que sea un parto prolongado, que no tenga las medidas necesarias, puede correr el riesgo de fallecer», explica la cirujana Giannina Sue, quien ha trabajado por 30 años en el servicio de obstetricia de la principal maternidad de Venezuela. En el último mes, ha escuchado de 3 mujeres que tuvieron que parir fuera del hospital.
«Una de las causas principales es la falta de control prenatal. Si yo no sé cuánto tiempo de embarazo tengo, no me he controlado mi embarazo e inicio trabajo de parto, puedo darle largas hasta que ya no aguante más, y ya cuando acudo al centro hospitalario, no me da chance de llegar. Eso ocurre con pacientes multíparas, las pacientes que han tenido muchos embarazos, que conocen ya cómo es un trabajo de parto y esperan hasta último momento para trasladarse a un centro hospitalario”.
Esto fue justo lo que le ocurrió a Daikary. «Si pagas los exámenes, no comes», lamenta. Los chequeos prenatales estaban fuera de su alcance. Aunque todo salió bien para su bebé, ahora la preocupación son los ingresos extra que deberá reunir la familia para mantenerlo sano.
«Parto humanizado»
Hace 4 años, el gobierno de Nicolás Maduro presentó el plan «Parto Humanizado» para guiar a las embarazadas en torno a los cuidados que ameritan antes y después del nacimiento.
«Es un gran plan que va combinado: parto humanizado y lactancia materna. En Venezuela se ha venido construyendo una cultura de parto sin dolor», dijo Maduro la semana pasada, durante una reunión con movimientos feministas internacionales.
Se calcula que en Venezuela de 2 a 3% de los partos son extrahospitalarios, un porcentaje que comparten otros países de Latinoamérica. Sin embargo, galenos advierten que el sistema público le impone un obstáculo adicional a las embarazadas.
«Tenemos un déficit de 50% de camas hospitalarias, según la Encuesta Nacional de Hospitales. Los quirófanos, que incluyen salas de parto, también tenemos un déficit de 50 por ciento. Esto hace que una parturienta, en momento que se presenta el trabajo de parto, tenga que ir a una maternidad y,en ese ruleteo, puede presentarse la atención del parto extradomiciliario», advierte Huníades Urbina, expresidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría.
VOA