Oscuridad. Gritos de dolor tras el ruido de descargas eléctricas erizan la piel. Un proyecto de realidad virtual denuncia «tortura sistemática» en los temidos calabozos de El Helicoide, donde opera el servicio de inteligencia en Venezuela.
«Realidad Helicoide» recoge testimonios de 30 personas que estuvieron presas en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en ese edificio en Caracas, en un recorrido virtual llevado a 17 países y a personalidades como el presidente de la Corte Penal Internacional (CPI), Piotr Hofmanski.
La CPI investiga posibles crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
«Buscamos que personas que toman decisiones promuevan el cierre de los centros de tortura. Nosotros queremos que se cierre el Helicoide», dice Víctor Navarro, director de la ONG que desarrolló el proyecto, Voces de la Memoria, en una entrevista con la AFP en Buenos Aires, donde vive hace cuatro años y medio como refugiado.
– «Presencie y fui víctima de tortura –
Navarro estuvo encarcelado cinco meses en 2018 en el Helicoide: «Presencié y a su vez fui víctima de tortura. Me pusieron una pistola en la boca (en un interrogatorio), cargada, desbloqueada (…), me golpeaban».
Él lo define como el «mayor centro de tortura no solo de Venezuela, sino de América Latina».
Este hombre de 27 años cree haber sido apresado allí por su trabajo como activista atendiendo jóvenes en situación de calle tras una ola de protestas contra Maduro que dejó más de 120 muertos en 2017.
«Yo hacía trabajo social, ellos dijeron que yo había creado una célula terrorista financiada por Estados Unidos».
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Navarro fue excarcelado gracias a una negociación política entre gobierno y oposición que llevó a la liberación de decenas de presos, habitualmente usados como ficha de canje. Huyó de su país.
La ONG Foro Penal cifra en 286 los «presos políticos» en Venezuela, 63 de ellos recluidos en el Helicoide.
Considerada una joya arquitectónica, esta edificación de pasajes helicoidales que confluyen en una enorme cúpula comenzó a construirse durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1951-1958) como un lujoso centro comercial, que nunca se inauguró, y que después de décadas de abandono se convirtió en sede policial.
Las autoridades niegan crímenes de lesa humanidad y cuestionan la investigación de la CPI al considerar que «instrumentaliza» la justicia internacional como arma política.
Maduro dijo recientemente que el Helicoide era una «referencia moral», al recibir una pequeña maqueta del edificio en un acto policial.
– «Todos» pueden ser víctimas –
Navarro escribió un libro sobre su tiempo en el Helicoide, pero sintió que las palabras «no le hacían justicia» a lo vivido, por lo que buscó «alternativas virtuales».
Conoció a un experto en realidad virtual que le mostró una simulación basada en el Diario de Ana Frank.
«Cuando sentí (en la experiencia virtual) que (los nazis) me iban a venir a buscar y me iban a llevar a un campo de concentración (…), dije: yo tengo que hacer esto con el Helicoide», explica.
Nació así «Realidad Helicoide», que contó con financiamiento de la estadounidense National Endowment for Democracy, que ha dado recursos a numerosas organizaciones críticas del gobierno venezolano.
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Usando un Oculus, sistema con un casco que cubre los ojos y sensores en las manos, el usuario recorre pasillos y oscuras celdas y oye testimonios de presos mientras un agente, vestido de negro, no le quita la vista de encima. La idea fue llevada a la práctica con Unity, un software para el desarrollo de realidad virtual.
Hay voces de políticos, pero también de gente común como una bailarina o un profesor de deportes. «Todo aquel que piense distinto» al gobierno puede ser víctima, comenta Navarro.
La Fiscalía defiende que el sistema de justicia local actúa, con más de 450 condenas de militares y policías por violar derechos humanos y 850 funcionarios detenidos.
– «Deshumanización» –
En un momento, el visitante virtual se ve rodeado de cucarachas antes de encogerse poco a poco para quedar a nivel de los insectos.
Muchos de los 30 presos entrevistados para el proyecto coincidían: «Te hacen sentir como una cucaracha», explica Navarro, para quien esta sensación refleja la «deshumanización que hay en la tortura».
Patrones mostrados en «Realidad Helicoide» coinciden con testimonios revelados, sin divulgar nombres, por la CPI. Descargas eléctricas en los testículos y asfixia con bolsas plásticas son mecanismos habituales y numerosas mujeres denuncian violaciones, según un reporte publicado en abril.
Los alaridos que se oyen entre choques eléctricos son reales, advierte Navarro, grabados a escondidas por un preso con un teléfono celular.
Recordar es duro, dice, pero «lo más difícil de todo es que en Venezuela se sigue torturando».
AFP