Los Ángeles se prepara para albergar la IX Cumbre de las Américas, un espacio que, de acuerdo a expertos, sigue cobrando gran importancia a nivel regional, pues se trata de una oportunidad para que los jefes de Estado de la región puedan debatir temas de interés para el continente.
Pero la reunión no ha iniciado y ya empezó a generar controversia. A principios de mayo, Brian Nichols, secretario asistente del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, dijo a la cadena de noticias NTN24 que Venezuela, Cuba y Nicaragua no forman parte de la lista de invitados.
A menos que haya una reconsideración, no todos los mandatarios y/o delegaciones estarán presentes por no estar invitados, pero tampoco es una novedad.
Kenneth Ramírez, internacionalista y presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI), explica a la Voz de América que el país anfitrión “tiene la última palabra” sobre las invitaciones, así como la observancia de la cláusula democrática recogida en la Declaración de Quebec (2001).
Recuerda, además, que, en el 2015, Panamá “aprovechando el deshielo Cuba-EEUU”, resolvió invitar al régimen castrista, mientras que Perú, con el respaldo del Grupo de Lima decidió no invitar al Gobierno del presidente Nicolás Maduro en 2018.
“En esta oportunidad, ante el estancamiento de la crisis venezolana y la falta de avance en el proceso de negociaciones de México, la Administración Biden ha decidido no invitar al régimen de Maduro. Tampoco invitará a Cuba y Nicaragua por ser regímenes autoritarios”, apunta.
Ramírez advierte que Biden pudiera recibir más críticas si invita a países como El Salvador, que no fue invitado a la Cumbre virtual por la Democracia el año pasado “debido a su deriva autoritaria”.
El internacionalista Juan Francisco Contreras, añade que “poco tienen que aportar” los tres países que no fueron invitados porque “no cumplen con los parámetros mínimos para ser considerados democráticos”.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, advirtió que, si se “excluye, si no se invita a todos”, como mensaje de protesta, no acudirá a la reunión y en su lugar enviará a una delegación encabezada por el canciller Marcelo Ebrard.
“No quiero que continúe la misma política en América y quiero, en los hechos, hacer valer la independencia, la soberanía y manifestarme por la fraternidad universal, no estamos para confrontación, estamos para unirnos y aunque tengamos diferencias las podremos resolver”, dijo en conferencia de prensa.
En la misma línea se pronunció el parlamentario chavista, Diosdado Cabello, al asegurar que “no hay ninguna razón” para que los tres países sean excluidos “solo porque EEUU lo decide”.
¿Qué esperar respecto a Venezuela?
Aunque Venezuela no figura en la agenda oficial de la Cumbre, “seguramente el tema será abordado de alguna forma”, considera Contreras al lamentar que la crisis venezolana haya ido perdiendo notoriedad e importancia.
“Es importante que se plantee para buscar un consenso. Estamos convencidos que la solución de la situación de Venezuela debería ser resuelta en una negociación donde participe tanto el gobierno como la legítima oposición”, insiste.
En ese sentido, Edmundo González, exembajador de Venezuela en Argentina, concuerda en que “el tema venezolano es inescapable” y puntualiza que los diálogos privados entre jefes de Estado y de Gobierno “son una oportunidad para estas discusiones”.
Ambos estiman que será “difícil” que se pueda lograr un consenso ante las distintas visiones que los líderes de la región mantienen sobre la situación venezolana.
“Ya observamos que se instrumenta una campaña internacional orientada a promover la presencia de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela en esta cita. De cualquier modo, será la primera reunión del presidente Biden con todos sus pares del hemisferio donde difícilmente se podrá conseguir un consenso sobre temas centrales de la agenda”, destaca González.
Argentina y México han criticado la decisión de la Administración Biden de no invitar a los tres países aliados, una situación que, a juicio de Ramírez, “abre la oportunidad” de un diálogo franco y constructivo sobre la crisis de Venezuela y la necesidad de presionar diplomáticamente para que se reanuden las negociaciones en México.
“La Administración Biden ha dado señal de su compromiso con la búsqueda de una salida a la crisis en esa mesa de negociaciones y su disposición a un desescalamiento de sanciones si se producen resultados tangibles”, recuerda Ramírez.
Pero también advierte que, hasta ahora, “hay una falta de concreción” en la agenda de la Cumbre de las Américas que “conspira contra el éxito de la misma”.
“Poco se sabe de propuestas y proyectos de resolución específicos, y esto mismo ocurre con la política latinoamericana de la Administración Biden, la cual carece de grandes iniciativas que canalicen la cooperación hemisférica”, expone el director de COVRI.