La conexión que Ruvit Bracho Márquez tiene con la música es real. Mucho antes de ser una reconocida violinista, 21 años atrás para ser exactos, esta joven venezolana comenzó a dar sus primeros pasos como músico en un grupo musical de la escuela en la ciudad en la que nació: Maracaibo, estado Zulia.
Aunque en ese momento no lo sabía, esos fueron sus comienzos, y con el apoyo inquebrantable de su familia logró sus objetivos de consolidarse como una violinista profesional que traspasó las fronteras de su natal Venezuela.
Ruvit Bracho tiene 25 años de edad y reside en Estados Unidos desde hace cinco años. Emigró en 2018 con la finalidad de estudiar Ejecución Instrumental.
“Me fui porque en Venezuela no tenía la oportunidad de estudiar la carrera de Ejecución Instrumental como la tengo acá en Estados Unidos. En Venezuela estaba estudiando Musicología y no era exactamente lo que yo quería, sabía que acá tenía la oportunidad de estudiar y por eso audicioné y me vine”, relató en una entrevista con la Voz de América.
Ruvit logró culminar sus estudios y de allí en adelante muchas puertas se abrieron. Entre esas, la oportunidad de ser embajadora de la Fundación Cultural del Grammy Latino, algo que, según dice, llegó en el momento más inesperado y se presentó como un “milagro”.
“Yo tenía una beca que me ayudó a pagar el primer año en la universidad, pero por motivos del COVID-19 la perdí. En ese mismo año, 2020, extendieron la fecha para aplicar en la fundación y me enteré porque un productor publicó la información y bueno yo apliqué a las 11:59 pm del último día y así fue como llegué. Casi un milagro, la verdad”, recordó la joven.
Brancho dice que su trabajo principal como embajadora es darle visibilidad al programa de becas para que más músicos apliquen, además de asistir a eventos para apoyar a la institución.
“Esto es una buena oportunidad para tu desarrollo profesional, pero yo sinceramente lo hago de todo corazón porque me doy cuenta del trabajo que hacen y de todo el amor que le ponen, esto ha permitido a mucha gente cumplir sus sueños”, explicó.
“Mientras yo pueda seguir apoyando a la fundación y me llamen yo voy a hacerlo porque me encanta poder mostrarle a la gente lo bueno que hacen, y además que los que apoyan la fundación vean a dónde va su dinero y los frutos que eso trae”.
Su trabajo en la fundación ha afianzado aún más su carrera como violinista. Recientemente fue una de las músicas invitadas para tocar en un concierto que Andrea Bocelli ofreció en la Florida. Una experiencia que la venezolana describe como “enriquecedora”.
Sus inicios en Maracaibo
Ruvit Bracho tuvo sus primeros acercamientos con la música a los 4 años de edad. Tres años más tarde sus padres la inscribieron en el núcleo de Santa Rosa de El Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, un programa público donde se han formado los músicos más importantes y destacados del país. “Gracias al Sistema soy quién soy hoy», dijo.
A los 10 años, Ruvit comenzó a tocar el violín en El Sistema, un episodio posterior la hizo definir que quería especializarse con ese instrumento musical.
“En 2013 quise adicionar para la selección nacional infantil de Venezuela, donde ya había participado en años anteriores tocando el violín. Sin embargo, ya mi edad (15 años) no me lo permitía, así que me puse muy triste por no poder asistir pero ese día me dije: ‘yo quiero hacer esto toda mi vida, esto es lo que me gusta’, porque lo que me hacía sentir tocar violín con una orquesta era algo increíble”, expresó.
En los años siguientes, la joven violinista se enfocó en continuar su preparación para ser la mejor. Aunque tuvo varios profesores de violín recuerda con especial cariño a los primeros: Fernanda y Oscar. Otro personaje que marcó su carrera, y en definitiva lo que es, fue Pedro Moya, a quién Bracho ve cómo “un papá musical y también en la vida”.
“Él fue quien me formó hasta que me vine a EEUU, fue mi mayor pilar como violinista. También estuve en cursos de violín, los cuales me dieron la oportunidad de audicionar para tocar en algunos festivales. Tengo muchas personas a quienes agradecer”, añadió.
Sin embargo, la venezolana destacó que su principal apoyo siempre fue su familia, que creyó en ella y la ayudó a lograr sus metas. Bracho nombra con especial cariño a su abuela, quien tomó la decisión de inscribirla en aquel grupo de música cuando ella solo tenía 4 años.
“Mi abuela fue una parte fundamental de mi carrera, ella fue la que me inscribió en música, porque me veía cantando y bailando frente al televisor. Ella me llevaba a clases, me acompañaba”.
Aunque Ruvit ha logrado muchas de las metas que se propuso cuando aún vivía en Maracaibo, ahora desde su nuevo hogar en Florida afirma que tiene muchos sueños por cumplir para seguir dejando su nombre y el de país que la vio nacer en alto. Confiesa que su sueño más grande es regresar y tocar en Venezuela.
Para esta violinista venezolana la música no solo es su pasión sino una vía por la que ha logrado conectar con personas y lugares, algo que en definitiva espera seguir haciendo.
“La música para mí es conexión. No importa de dónde eres, te une con cualquier persona y eso es algo muy lindo. Creo que también significa oportunidades de conocer lugares, a más personas y ver más allá”.
La Voz de América