La criptomoneda petro, creada por el régimen de Nicolás Maduro hace siete años, ha perdido su ya limitada influencia en la economía venezolana y ha caído en desuso luego de un escándalo de corrupción que involucró a altos funcionarios del chavismo, según expertos consultados por Voz de América.
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Maduro lanzó el petro en 2018, en vísperas de su primera reelección, con la promesa de que serviría para contrarrestar “el bloqueo financiero” impuesto por las sanciones de Estados Unidos. Inicialmente, aseguró que estaría respaldado por más de 300.000 millones de barriles de reservas petroleras, aunque luego el oficialismo afirmó que también se basaría en otros recursos naturales como el hierro y el oro.
Desde su creación, el petro fue criticado por la oposición, que lo consideró un activo ilegal destinado a reemplazar al bolívar y a ocultar el endeudamiento del país. En 2018, Estados Unidos prohibió a sus ciudadanos y empresas realizar transacciones con esta criptomoneda, frustrando los planes del chavismo de usarla como herramienta de intercambio comercial internacional.
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En marzo de 2023, cuatro años después de su lanzamiento, las operaciones con petro fueron suspendidas tras un escándalo de corrupción en la estatal petrolera PDVSA. En el caso fueron arrestados el entonces ministro de Petróleo y aliado de Maduro, Tareck El Aissami, así como el superintendente de criptoactivos y otras decenas de funcionarios.
Según el economista Luis Crespo, este caso tuvo “un gran impacto político y económico” que marcó el final extraoficial del petro. El caso provocó el cierre de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y el desmantelamiento del petro como una herramienta financiera del chavismo. Siete años después de su creación, el Banco Central de Venezuela ya no publica su valor nominal.