Según EFE estos son casos, según la información facilitada por el Gobierno foral, que se relacionan directamente con el incorrecto funcionamiento de la proteína interferón tipo I, producida por el sistema inmunológico y cuya función es avisar al resto de células inmunes de la presencia de virus.

«La alteración de esta molécula debida a factores genéticos o a factores inmunológicos impide que las células del organismo puedan defenderse adecuadamente del coronavirus, pudiendo llevar al paciente a una grave situación clínica» aun siendo personas previamente sanas y que no han padecido otros procesos infecciosos relevantes.

Por su parte los investigadores indicaron que estos hallazgos permitirán seleccionar de forma más precisa a los pacientes candidatos a los diversos ensayos clínicos en marcha para evaluar la utilidad de tratamiento con interferón o con bloqueadores de estos anticuerpos.

Los resultados, publicados en la revista Science, resuelven parte de la incógnita sobre por qué algunas personas jóvenes y sanas padecen una COVID-19 grave que desencadena ingresos en UCI o incluso el fallecimiento. De hecho, en el grupo de pacientes con anticuerpos anti-interferon la mortalidad fue del 36,6% (37 de 101 personas).

El estudio arrojó también que la presencia de los anticuerpos anti-interferón es mucho más frecuente en varones que en mujeres con una forma grave de COVID-19 (12,5% frente a 2,6%) y que la probabilidad aumenta por afecciones preexistente (hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y pulmonares, diabetes y obesidad, entre otras) y con la edad, lo que contribuye a comprender parte de esta variabilidad entre personas con infección grave por SARS-CoV-2.

La investigación ha conseguido identificar mediante análisis genómicos errores innatos en la inmunidad por interferón tipo I en el genoma en 23 de 659 pacientes con neumonía severa causada por la COVID-19 y que no presentaban patologías graves previas (3,5%), comparado con un grupo control de 534 individuos con infección asintomática o benigna.