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«Framing Britney Spears»: El documental sobre la «Princesa del Pop»

 

Estrenado en la plataforma Hulu, no aborda solo el misterio de la tutela legal ejercida por su progenitor, que generó todo un movimiento popular, Free Britney, y que la propia cantante ha combatido, sino que también aborda lo que algunos especialistas consideran  campaña de presión machista por parte de los medios de comunicación y de entretenimiento a lo largo de su carrera.

Este documental recorre todo lo que fue el ascenso y descenso de la cantante, desde sus primeros años de fama hasta sus problemas de salud mental así como  la actual batalla legal contra su familia.

La actriz y columnista Samantha Stark fue quien dirigió el documental y entrevistó a fanáticos del movimiento “Free Britney”, amigos de la familia y personas que trabajaron con ella en los inicios de su carrera. Entre otros testimonios, se destaca también el del abogado que actualmente lucha por liberar a la cantante de la tutela de su padre y el de su anterior defensor.

«El documental se suma a la conversación crítica que estamos teniendo sobre mujeres, representación y trauma», escribió la crítica Patricia Grisafi, de la cadena NBC.

«En la tradición de tantas historias de ‘mujeres locas en el ático’ anteriores a ella, Framing Britney Spears se pregunta qué ocurre cuando la puerta se abre para revelar no a una bruja que echa espuma por la boca, sino matices de un ser humano peculiar, completamente competente, que se beneficia de un trabajo significativo, de pasar tiempo con sus hijos y una cuenta de Instagram».

Hacia el final del documental, el New York Times también señala que intentó contactar a Britney para que participe del film, pero que no quedó claro si recibió esas solicitudes.

Para entender el punto al que llegó la cantante, el documental echa la vista atrás, hasta sus orígenes en una familia humilde de Kentwood, que se percata del don de la pequeña Britney al cantar para el coro de la iglesia y trata de ayudarle a crecer.

El documental describe a una madre siempre atenta, que la acompañaba a todas partes siempre que podía, y a un padre más distante y preocupado por el dinero.

Ambos, sin embargo, tratando desde el principio y con esfuerzo que pudiera avanzar en su carrera musical.

La carrera de Spears empieza a despegar cuando le dan un papel, con tan solo 11 años, en el Club Mickey Mouse, el programa de Disney en el que coincidió con Christina Aguilera, Ryan Gosling y otras estrellas.

El movimiento #FreeBritney nació de la mano de fanáticos de distintas partes del mundo que, preocupados por su ídola, comenzaron a investigar y a hablar en las redes sobre su situación legal. Tras diversos problemas de salud mental, la cantante vive controlada por su familia desde hace más de una década y no puede tomar grandes decisiones respecto a su dinero y a su privacidad.

Para comprender las batallas de Britney Spears en el documental hacen un recorrido muy cerca del 2002, cuatro años después del sensacional éxito de “…Baby One More Time” y momento en el que la cantante se separó de Justin Timberlake, con quien formaba la pareja más famosa del pop. En aquél entonces, el ex Nsync se dedicó a lanzar canciones con letras despechadas insinuando que ella lo había engañado y la imagen de Britney, que empezó a divertirse y salir de fiesta, viró de ángel a demonio en los medios sensacionalistas.

La pieza audiovisual cuenta la historia de Spears a través de voces cercanas a la artista, pero también figuras clave de la industria, como los paparazzi.

La joven artista se convirtió en noticia cada vez con más frecuencia por abusar del alcohol y de las drogas, por casarse con un amigo de la infancia en Las Vegas y separarse 55 horas más tarde, y por formar pareja con su bailarín Kevin Federline, que estaba esperando un hijo de otra mujer. La relación con su compañero prosperó por un tiempo y luego tuvieron a Sean y Jayden Federline.

En 2006, Britney y Kevin se separaron y la artista, para pelear por la custodia de sus hijos, decidió entrar a un centro de rehabilitación y desintoxicarse. A los pocos meses salió para ir a verlos, pero el bailarín se lo impidió y la cantante, descontrolada, entró a una peluquería y se rapó delante de decenas de cámaras de televisión. En aquel entonces, la foto de Britney pelada se convirtió en la más cara de la historia: el fotógrafo que la sacó recibió nada menos que medio millón de dólares.

Las malas rachas continuaron para Britney y dos años más tarde, durante otra discusión con su expareja, Britney se encerró en el baño con uno de sus hijos y la escena terminó con una ambulancia llevándosela a un centro psiquiátrico. Fue después de aquél suceso, que fue noticia en todo el mundo, que Jamie Spears solicitó la curatela sobre su hija.

Felicia Culotta, amiga de la familia y quien durante muchos años fue la asistente personal de Spears, participó en el documental para «recordar a la gente por qué se enamoraron [de Spears]» y eso es precisamente lo que hace.

Culotta, que fue apartada de su puesto cuando el padre de la cantante pasó a administrar su patrimonio, compartió las fotografías que hacía de Spears en las giras y que mandaba a su madre, mostrando su dulzura, y algunos preciados momentos.

Por ejemplo uno de los viajes de Spears a Kentwood, en el que, tras hacerse famosa, fue regalando billetes de US$100 para felicitar la Navidad, sin decir nada más. «No era en plan: ‘Hola, soy Britney Spears’. Simplemente decía: ‘Feliz Navidad'», explicó Culotta.

Tanto ella como otros compañeros de gira o asociados que aparecen en el documental despejan la idea de que la artista no tomara sus propias decisiones, describiendo a la cantante como una persona centrada y en control de su trabajo

Una curatela es una herramienta legal que indica que alguien se hace cargo de un adulto por su imposibilidad de tomar decisiones por sí mismo. Jamie obtuvo el control total sobre el capital, los negocios, las visitas y otros temas privados de Britney durante años. Y, aunque la medida tendría validez hasta la recuperación de la cantante, un tribunal luego aprobó su permanencia en el tiempo.

Este tipo de medida puede ejercerla un familiar o un administrador y, por este tipo de trabajo, Jamie recibió 180 mil dólares anuales a modo de sueldo, además de otras diversas ganancias de la artista. Britney, por su parte, solo pudo disponer de 1500 dólares semanales de su inmensa fortuna. Mientras tanto, la cantante continuó trabajando en su carrera: grabó cuatro discos de estudio, realizó tres giras mundiales y siguió haciendo crecer su capital.

La campaña #FreeBritney nació en el año 2009 y volvió a ser tendencia diez años más tarde tras algunos cambios sobre su curatela. El primero de ellos fue que en enero de 2019 se dio a conocer que la artista dejó su casa de Las Vegas para instalarse con su padre, que se encontraba mal de salud, y luego ingresó a una clínica para tratar sus enfermedades mentales.

Sin embargo, días más tarde, se difundió un audio de un asistente legal que reveló que la mudanza de Britney había sido obligada por su padre tras la negativa de la artista a tomar su medicina y que la habían internado en contra de su voluntad. En aquel entonces, fanáticos y celebridades del mundo revivieron el hashtag en las redes para dar a conocer la problemática.

Actualmente, Britney Spears y su equipo de abogados están en una batalla legal para que Jamie deje de ser su tutor pero hasta el momento, nada cambió demasiado. El documental asegura que su padre continúa teniendo el control total sobre sus visitas, guardaespaldas, contratos, acuerdos y negocios. El último avance fue que en noviembre de 2020 sus representantes comunicaron que la artista no volverá a cantar mientras su papá tenga el control de su carrera.

El proyecto audiovisual de The New York Times fue recibido con agrado por parte de críticos y seguidores de la estrella, y generó nuevos llamados a «liberarla», como el de la actriz Sarah Jessica Parker.

Fuente: BBC, CNN.