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Indígenas intentaron entrar al Congreso de Ecuador y la policía los dispersó

Indígenas se enfrentaron con la policía este jueves cuando quisieron irrumpir en el Congreso, en el centro de Quito, tras el intento del gobierno de abrir la vía del diálogo para resolver la ola de manifestaciones que completa 11 días y deja tres muertos y decenas de heridos.

Los manifestantes que protestan por el costo de vida avanzaron de nuevo sobre la capital ecuatoriana. Al frente marcharon mujeres con los brazos entrelazados. Detrás, miles de indígenas buscaban quebrar el piquete de uniformados que custodiaba la Asamblea Nacional.

Los policías reaccionaron con bombas de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras, mientras los manifestantes respondieron con bombas molotov, cohetes de fuegos artificiales y piedras. Los choques se extendieron a un parque vecino. Un helicóptero sobrevoló la sede del Congreso.

En la mañana el presidente derechista Guillermo Lasso había lanzado un primer gesto de voluntad de diálogo: permitió a unos cinco mil manifestantes entrar a la emblemática Casa de la Cultura, un lugar simbólico para los pueblos originarios que desde el 13 de junio estaba bajo control de la fuerza pública.

«Es un triunfo de la lucha», celebró al paso Leonidas Iza, presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) y líder de las protestas.

Pero la violenta incursión en los exteriores del Legislativo pareció disipar las opciones de negociación, en un país exhausto y semiparalizado que cuenta pérdidas diarias por 50 millones de dólares.

«Hacemos un llamado para continuar tejiendo los caminos que nos permitan conciliar la paz. El diálogo es la única vía que garantiza consensos», pidió Fausto Salinas, Comandante de la policía.

Bajo la consigna ‘fuera, Lasso, fuera’ unos 14.000 indígenas protestan en distintos puntos del país para exigir alivios por el alto costo de la vida, como reducir el precio de los combustibles, una moratoria de los créditos con la banca privada y subsidiar los productos agrícolas.

-Cansancio-

En Quito la mayoría de marchas son pacíficas, pero en las noches estallan los disturbios y los choques con la fuerza pública. Unos 10.000 indígenas venidos de sus territorios protestan en la capital de tres millones de habitantes desde el lunes.

«Lloro de ver tanta gente maltratada por este gobierno infeliz», lamentó a la AFP Cecilia, una jubilada de 80 años con una bandera de Ecuador y un cartel con la consigna ‘Lasso mentiroso’.

Desgastada por el estallido, la capital también es escenario de contraprotestas. En las tardes, cientos de vehículos de alta gama recorren una zona financiera retumbando sus bocinas y ondeando banderas de Ecuador. Los comerciantes cierran sus negocios y en las noches, los barrios ricos quedan desolados.

«Aquí estamos los vagos que dicen que somos, que no estamos produciendo y por eso es que hay desabastecimiento, porque la gente del campo estamos aquí revelados», dijo con micrófono la líder indígena Nayra Chalán, aupada por la multitud.

Acosado y aislado por covid, el derechista Lasso no se ha pronunciado sobre la escalada de protestas. Los líderes de las manifestaciones ven en el anuncio de contagio una cortina de humo para dilatar las negociaciones.

-Tres muertos-

Aunque Quito es el foco principal, las protestas se encienden en el resto del país, ante el pedido de organizaciones internacionales para cesar la violencia.

En la noche del miércoles unos 300 indígenas ocuparon a la fuerza una central eléctrica en el sur de Ecuador y retuvieron a sus operadores.

El gobierno aún no ha informado si retomó el control de las instalaciones o sobre la suerte de los funcionarios. El servicio no fue interrumpido.

Las movilizaciones han dejado tres muertos, 92 heridos y 94 detenidos desde el 13 de junio, según la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos.

Lasso lo considera inviable acatar los reclamos de los manifestantes y califica la protesta como una tentativa para derrocarlo.

No en vano el país ganó fama de ingobernable tras la salida abrupta de tres presidentes entre 1997 y 2005 ante la presión social.

Reducir los precios del combustible como claman los indígenas le costaría al Estado más de 1.000 millones de dólares al año en subsidios, según cifras oficiales.

Sin mayor respaldo político, Lasso cuenta por ahora con el apoyo de los militares que cerraron filas en torno a su gobierno.

-¿Infiltrados?-

En un intento por aplacar el descontento, el gobierno ha anunciado otras medidas en vano: aumentar los bonos para el 30% de la población más pobre (de 50 a 55 dólares), condonar deudas de hasta 3.000 dólares con un banco estatal para agricultores y campesinos, entre otras.

En medio de los enfrentamientos, el líder Iza se vio sorprendido mientras daba una entrevista interrumpida por fuertes detonaciones.

«Esta marcha fue de forma pacífica, no dejemos infiltrar a la gente que está dañando esta lucha, que está dañando esta marcha», alertó luego.

En 2019, los indígenas protagonizaron protestas que dejaron 11 muertos y más de 1.000 heridos en todo el país, así como pérdidas por 800 millones de dólares.

La producción de petróleo cayó al miércoles un 42%, a unos 279.400 barriles por día.

AFP.