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ONG afirma que talibanes están dispuestos a dejar que mujeres trabajen para ella

Los talibanes aceptaron dejar que las mujeres trabajen para el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), pero poner esto en marcha requerirá tiempo, indicó a la AFP el director general de la oenegé.

«Nuestras empleadas deben poder trabajar libremente con sus colegas masculinos en todo el país», declaró Jan Egeland este lunes, en Kabul, después de reunirse con los ministros de Relaciones Exteriores, de Refugiados y de Trabajo Humanitario, pertenecientes al movimiento islamista.

Los ministros «han dicho que, en principio, están de acuerdo», pero admitieron que «esto avanzaba lentamente y que iba a tomar tiempo».

El NRC es una de las organizaciones humanitarias más activas de Afganistán. Casi un tercio de su plantilla en ese país son mujeres.

La organización intenta negociar acuerdos a nivel local en siete de las catorce provincias en las que está implantada para que las mujeres puedan retomar su trabajo, explicó Egeland.

Como otras oenegés, el NRC debe adaptarse a las consignas fluctuantes de los talibanes respecto al trabajo de las mujeres.

Hay lugares en los que las mujeres pueden trabajar con hombres, otros en los que no y en los que, además, tienen prohibido trabajar, y todo en función de lo que quiera el jefe talibán local.

Bajo el anterior mandato talibán (1996-2001), las mujeres estaban excluidas en gran parte de la vida pública y no podían ni trabajar ni estudiar.

Desde su vuelta al poder a mediados de agosto, los islamistas han intentado tranquilizar a la población afgana y a la comunidad internacional, asegurando que esta vez serían menos estrictos.

Pero, en el funcionariado, las mujeres todavía no han vuelto al trabajo. Las estudiantes tampoco han podido volver ni a los liceos ni a los centros de secundaria, pese a que los talibanes anunciaron la semana pasada que las jóvenes podrían volver a las aulas «lo antes posible».

El NRC, entretanto, decidió no reabrir sus escuelas si las chicas no pueden estudiar en ellas. «No podemos educar si no educamos igual a niñas y niños», justificó Egeland.

La oenegé gestiona centenares de escuelas de primaria y secundaria en Afganistán. En los últimos años, los talibanes dejaban que la oenegé educara a las niñas en las zonas bajo su control.

Por otro lado, Egeland llamó la atención sobre la situación de la economía afgana durante la reunión.

Según la ONU, 18 millones de personas (más de la mitad de la población) dependen de la ayuda humanitaria. «Es una carrera contra el reloj», recalcó Egeland. «La gente morirá muy pronto».

Con información de AFP