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Todo lo que debes saber sobre la intuición

Algunos investigadores creen que la intuición no solo es más rápida que la reflexión sino también más precisa. Se nos da bien juzgar a las personas a partir de las primeras impresiones, de pequeños retazos de experiencia tras un vistazo a una foto o cinco minutos de interacción; sin embargo, la deliberación puede ser innecesaria e incluso invasiva.

La psicóloga Nalini Ambady en un estudio sobre esa habilidad pidió a un grupo de participantes que vieran vídeos de diez segundos sin sonido de algunos profesores y que los evaluaran como enseñantes. Sus valoraciones coincidieron bastante con los resultados académicos de los estudiantes al final del semestre.

A otros voluntarios les pidió que contaran hacia atrás múltiplos de nueve empezando desde mil, para que tuvieran la memoria consciente ocupada mientras miraban los vídeos.

Sus valoraciones también fueron muy precisas, lo que daba a entender que el procesamiento social tiene un carácter muy intuitivo. Finalmente, solicitó a un tercer grupo que dedicaran un minuto a poner por escrito las razones que los llevaban a otorgar a los profesores una u otra valoración. En este caso, el nivel de acierto bajó drásticamente.

Ambady cree que al deliberar ponían el foco en gestos o expresiones concretas, en lugar de formarse una impresión más completa, global u holística a partir de la interacción de señales sutiles.

Otras investigaciones muestran que se nos da mejor detectar un engaño o la orientación sexual de alguien cuando confiamos en la intuición y no en la reflexión.

«Es como cuando conduces un coche y cambias de marcha. Si lo piensas, igual te equivocas, pero si lo haces de forma automática, te sale natural y preciso. En la vida social pasa lo mismo», dice Judith Hall, psicóloga de la Universidad del Nordeste (EEUU).

Pensar demasiado puede estropear la habilidad para formar y consolidar preferencias. Se ha visto que la decisión a la hora de comprar un coche resultaba objetivamente más adecuada y personalmente más satisfactoria cuando se pedía al comprador que se fijara en sus sensaciones más que en los detalles técnicos, sobre todo si había reunido demasiada información durante el proceso.