A pesar de la compleja situación política, económica y sanitaria que atraviesa el país, en Venezuela se registran actividades culturales que llevan pequeños, pero satisfactorios momentos de entretenimiento a algunas urbanizaciones de Caracas.
En una calle ubicada en una urbanización del municipio Baruta, en el este de la capital venezolana, un grupo de vecinos se prepara para recibir al Cine Móvil, una iniciativa que surgió en pleno año de pandemia y que luego de algunos meses, se ha vuelto popular.
Desde las ventanas de sus viviendas, para conservar el distanciamiento físico, los habitantes de la cuadra pueden ver una película sin riesgos y sin salir de casa.
“Llegamos, conectamos todo a la electricidad y cinco minutos antes de comenzar el espectáculo, el teatro o el cine, los vecinos ya saben y se asoman a sus ventanas. Tenemos muchos aliados, en las dificultades creo que los venezolanos saben abrazarse y saben juntarse”, explica a la Voz de América Michelle Viellevielle, superintendente de Cultura del Municipio Baruta.
Poco se necesita para regalar una o dos horas de felicidad; una pantalla inflable, un proyector, parlantes y algunas sillas. Todo el equipo es trasladado en una camioneta que ya ha recorrido varias calles de la ciudad.
“Siéndote muy honesta nos copiamos de algunos países que estaban haciendo algo así y pensamos que sería una idea, sobre todo para acompañar a nuestros vecinos del municipio Baruta, que además son vecinos en su mayoría de la tercera edad que están solos en sus casas”, añade Viellevielle.
“Los barcos de la esperanza” del cineasta y escritor venezolano Jonathan Jakubowicz es uno de los varios títulos que se han proyectado en el Cine Móvil. La cinta cuenta cómo Venezuela acogió a decenas de inmigrantes que escaparon del nazismo en 1934.
Cual familia, los vecinos de la cuadra se agrupan para ver la película, unas veces de comedia, otras de drama.
Marlen Hernández es una de las vecinas del municipio Baruta que se anima a disfrutar de las proyecciones y asegura que se trata de un momento oportuno para cambiar su rutina. “Tengo un año con esta pandemia, que no he salido y he notado que me ha perjudicado en la salud, entonces habiendo cosas así yo salgo”, afirma.
Shirley Ceballos es otra vecina que asegura darle la bienvenida a todas las iniciativas culturales que sean posibles. “Estamos viviendo una situación difícil y es una manera de distraerse y aprender también porque esto nos enseña”, expresa.
Proyectos como el Cine Móvil y otras actividades culturales en línea llegaron para quedarse por un tiempo no definido, o al menos mientras COVID-19 continúe obligando a la humanidad a marcar distancia y Venezuela, a pesar de la emergencia humanitaria compleja denunciada por diversas instancias internacionales, no es la excepción.
Con información de Voz de América