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El restaurante Versailles, emblema de la comunidad cubana en Miami, cumple 50 años

Versailles es una institución en Miami. Sus salones de estilo rococó han acogido a presidentes y políticos en busca de votos, y sus rincones han sido testigos de protestas, debates encendidos o celebraciones. El restaurante, emblema de la comunidad cubana de Florida, cumple 50 años este miércoles.

El local, abierto en 1971 por el exiliado cubano Felipe Valls, fue primero un lugar de encuentro para la diáspora de la isla. Una suerte de centro cultural para personas que añoraban su país y querían juntarse a comer arroz con pollo o  ropa vieja y tomarse sus cafecitos.

«Esto es un ícono para nosotros los cubanos», dice Milagros Loyal, de 73 años, que vive en Miami desde 1961 y frecuenta el restaurante desde su apertura.

«Yo tengo muchos recuerdos con mi mamá y sus amistades, que trabajaron 14 años aquí», recuerda emocionada, delante del local situado en el barrio de la Pequeña Habana.

Valls tenía 25 años cuando llegó a Miami en 1960 desde Santiago de Cuba, después de que el gobierno de Fidel Castro confiscara varios negocios de su familia.

Tras un primer trabajo en una empresa de equipos de restauración, comenzó a importar cafeteras de Italia y España. En 1968 compró su primer restaurante, que vendió luego para adquirir la esquina de la calle Ocho donde está Versailles.

El nombre del local es fruto de una coincidencia. Valls no sabía cómo decorarlo cuando se encontró con un amigo artista que tallaba espejos inspirados en los del palacio francés.

Esos espejos llenaron el restaurante junto con candelabros, y el autoproclamado restaurante cubano más famoso del mundo adoptó su extraño nombre y su estética kitsch.

– Un símbolo político –

En su medio siglo de vida, Versailles se ha convertido en un símbolo del exilio cubano y de la oposición al régimen comunista que gobierna la isla desde 1959.

«Siempre que ha pasado algo importante, como protestas en Cuba o la muerte de Fidel Castro (en 2016), ha sido el lugar en el que la comunidad cubana ha ido a congregarse y manifestarse», explica desde Miami el analista político cubano Andy Gómez.

Por sus salones han pasado presidentes estadounidenses como el demócrata Bill Clinton y los republicanos George W. Bush y Donald Trump. También congresistas y políticos locales, muy conscientes del peso de la comunidad cubana en el sur de Florida.

«Se convirtió en un lugar para tomar el pulso del voto cubano», asegura Felipe Valls Jr., hijo del fundador y actual encargado del negocio.

«Nosotros siempre hemos tomado la posición de que esto es abierto a todos», dice antes de un evento para celebrar el 50º aniversario del restaurante. «No ponemos ningún tipo de anuncio en las paredes. Permitimos que vengan a hablar aquí con los cubanos. Y para nosotros es un orgullo».

Gómez, de 67 años, ha visto cambiar Versailles con el paso del tiempo.

«Para la generación de mis padres era un lugar muy importante (…) Era un centro cultural, histórico, al que todos iban a hablar de la nostalgia de lo que había sido Cuba», recuerda el analista, que llegó a Miami de niño.

«Pero mi generación se ha asimilado mucho a la cultura estadounidense. Y para la de mis hijas, Versailles son historias de sus padres y de sus abuelos», añade.

Según él, aunque sigue siendo el epicentro de las manifestaciones relacionadas con Cuba en Miami, el restaurante ya no tiene el mismo significado.

«Versailles está en los libros de turismo para Miami», señala Gómez. «Ahora, cualquier día, recibe posiblemente a más estadounidenses o turistas que cubanos».

AFP