Así lo ha establecido la Corte Suprema de Brasil quien sentenció que la homofobia es igual al racismo y por tanto debe tratarse como un delito penal similar, así como declaró “omiso” al Parlamento, que jamás ha legislado sobre este particular.
Durante la sexta sesión que el Supremo ha dedicado a este tema fue ejecutada esta sentencia la cual era esperada por los colectivos LGBTI+, quienes la han calificado como “histórica” para un país en el que al menos una persona es asesinada cada día por los prejuicios que persisten sobre su orientación sexual.
El Partido Socialista Brasileño (PSB) denunció una “omisión del Parlamento” en un asunto vinculado a los derechos humanos de la comunidad gay, como el caso del Frente Parlamentario Evangelista, integrado por diputados y senadores que profesan esa religión, quienes habían pedido al órgano judicial postergar el juicio y otorgar más tiempo al Parlamento para pronunciarse sobre el asunto.
Sin embargo, el Presidente del tribunal, magistrado José Antonio Dias Toffoli, mantuvo el caso en agenda, pues el juicio comenzó a finales del año pasado y explicó que el Parlamento “ha tenido más de treinta años, desde la promulgación de la Constitución de 1988, y aún no ha decidido”.
La sentencia aclara que los practicantes de todas las religiones podrán manifestar su oposición a las relaciones homosexuales, siempre y cuando sea “de acuerdo con sus libros y códigos sagrados” y no incurran en discriminación, o por el contrario podrá ser castigada, como el racismo, con hasta cinco años de cárcel.