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Fiestas del Super Bowl podrían desencadenar explosión de nuevos casos de coronavirus

Expertos y funcionarios gubernamentales en Estados Unidos han pedido evitar las fiestas que podrían convertir el domingo del Super Bowl en una gran explosión de casos de coronavirus.

El partido por el título de la NFL, la Liga Nacional de Fútbol Americano de EE.UU., de este año el domingo -7 de febrero- entre Kansas City Chiefs y Tampa Bay Buccaneers en la ciudad de Tampa, Florida, tendrá lugar mientras la nación permanece en medio de la pandemia de coronavirus y mientras se propagan nuevas variantes.

Una multitud limitada de 22.000 fanáticos, incluidos 7.500 trabajadores de la salud vacunados a quienes la NFL ofreció boletos gratis, podrán asistir en el Estadio Raymond James con capacidad para 65.618 personas el domingo, junto con 2.700 fanáticos mirando desde las suites.

En un fin de semana generalmente definido por reuniones abarrotadas en bares y salas de estar, con fanáticos gritando frente a los televisores y compartiendo bocadillos, las autoridades instan a celebraciones más pequeñas y tranquilas.

“No puedo decirlo con suficiente seriedad: quiero que todos los que celebran el juego de este domingo regresen el próximo año, y eso significa no permitir que mueran 2.000 ciudadanos más de Kansas City”, dijo el alcalde de Kansas City, Missouri, Quinton Lucas.

«Soy un fanático de los Chiefs de toda la vida, pero soy más fanático de las familias de las personas que se quedan y se mantienen con vida», indicó.

Lucas y la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, unieron fuerzas este año para un anuncio de servicio público, poniéndose mascarillas y suplicando a los residentes que celebren de manera segura.

Una cuarta parte de los estadounidenses planea asistir a una fiesta del Super Bowl, según una encuesta reciente de Seton Hall Sports. Eso es preocupante para algunos expertos en salud que señalan que otros eventos celebrados con tertulias generalizadas, como el Día de los Caídos, el 4 de Julio y el Día de Acción de Gracias, han ido acompañados de un aumento en las infecciones.

Aunque los casos están disminuyendo en todo el país y las vacunas están en curso, el número de casos sigue siendo alto y la mayoría de los estadounidenses aún no han sido vacunados.

Fuente Voanoticias.com