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Francia recibe ayuda europea para enfrentar los incendios que arrasan miles de hectáreas

Bomberos de seis países europeos viajarán a Francia para ayudar en la lucha contra nuevos incendios forestales reavivados por otra ola de calor y una sequía preocupante para el sector agrícola.

Cuatro aviones de la flota de la Unión Europea (UE) contra incendios fueron enviados a Francia desde Grecia y Suecia, y equipos de bomberos de Alemania, Polonia, Austria y Rumanía están en camino, en respuesta a una solicitud de asistencia del gobierno francés, anunció el jueves la Comisión Europea.

«¡La solidaridad europea está en marcha!», celebró el presidente francés, Emmanuel Macron, en Twitter.

Ocho importantes focos de incendio se mantenían vivos este jueves en el territorio francés, incluidas zonas prealpinas, al borde del mar en el suroeste, en el centro montañoso. Esto sin contar decenas de pequeños conatos que obligan a actuar rápidamente.

En la Gironda (suroeste) las llamas quemaron desde el martes 7.400 hectáreas, y diez mil personas han sido evacuadas, algunas por segunda vez en lo que va del verano.

Hace un mes, esa región boscosa frente al Atlántico ya había sufrido la pérdida de 14.000 hectáreas.

«La población está preocupada pero mantiene la disciplina. De todas maneras hay un sentimiento de hartazgo, esto es demasiado», declaró a la AFP el alcalde de la localidad de Moustey, Vincent Ichard, donde tuvieron que ser evacuados 250 de sus 680 habitantes, en el departamento de las Landas.

361 bomberos del dispositivo de la UE ayudarán a los 1.100 franceses que luchan contra las llamas en esta zona.

En total se han quemado más de 40.000 hectáreas este año en Francia, según las autoridades, mientras que las mediciones vía satélite arrojan la cifra de hasta 50.000 hectáreas.

En cualquier caso, las cifras multiplican la media anual de los 15 años precedentes, como en España. El fuerte calor estival afecta también a Alemania y Portugal.

Más de 1.500 bomberos intentaban este jueves acabar con un incendio forestal activo desde hace varios días y que quemó 10.000 hectáreas en el parque natural de la Serra da Estrela, una región montañosa del centro de Portugal.

En el oeste de Alemania, la caída del nivel del Rin dificulta la navegación fluvial, causando problemas de suministro en la zona y pesando en una economía alemana ya debilitada.

«Tenemos que utilizar tres o cuatro barcos, cuando en tiempos normales sólo nos haría falta uno» para transportar la misma carga, que se debe limitar para evitar que la embarcación quede varada, explicó a AFP Roberto Spranzi, jefe de una cooperativa de transporte marítimo en Duisburgo.

– El impacto en las cosechas –

En Francia, el pronóstico meteorológico es de tiempo despejado en todo el territorio, sin rastro de lluvia hasta el domingo.

Julio fue el mes más seco desde marzo de 1961. Francia lleva en lo que va de verano tres olas de calor.

Aunque no se ha llegado de nuevo a superar los 40 ºC en varias regiones, como sucedió en julio, 18 departamentos están en alerta naranja, es decir, que sus habitantes deben mantenerse «muy vigilantes» ante la situación reinante.

París llegará a los 35 ºC el viernes. Las lluvias empezarán a caer a partir del suroeste el domingo, según las previsiones meteorológicas.

Además de la falta de agua y de los incendios, las autoridades y los agricultores se muestran preocupados por el impacto en las cosechas.

El maíz, que conquistó a Francia en la década de 1970, supone un reto especialmente delicado. Es una planta que requiere mucha agua de forma regular, y que es esencial para el ganado.

Francia es el primer exportador europeo de maíz, y dedica alrededor del 10% de su superficie agrícola utilizable a ese cultivo.

«Para culminar su ciclo de crecimiento y lograr una producción rentable, necesita agua en julio y agosto, los meses donde menos agua hay en Francia», explica Agnès Ducharne, investigadora de CNRS.

Por su parte, las vendimias se han adelantado varias semanas en regiones como la isla de Córcega o el Rosellón, donde los agricultores ya han empezado a cortar las cepas.

«Nunca en treinta años había empezado mi vendimia el 9 de agosto», declaró Jérôme Despey, propietario en la región de L’Hérault (sureste).

AFP