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ESPECIAL| Las gasolineras de Venezuelas son para los amigos secretos de Maduro

El régimen de Nicolás Maduro ha anulado unilateralmente las concesiones que existían para el manejo de muchas gasolineras y está entregándolas a un grupo de inversionistas que nadie conoce y bajo un manto de secretismo.

A través de la Ley Antibloqueo, que le otorga a Maduro plenos poderes, el presidente ha firmardo nuevos contratos sin pasar por el control del Legislativo, el secreto se legitima y además lo exonera de las licitaciones. En un artículo, el analista petrolero José Toro Hardy explica que «los surtidores de gasolina del país son comprados a un solo proveedor chino, lo cual aumenta las sospechas de que allí pueda existir un negocio oscuro».

En conversación con ABC, Toro Hardy ha señalado que se desconoce el origen del capital que se está invirtiendo en las estaciones de servicio que venden cada litro de gasolina a precio internacional (0,5 dólares) «porque el Gobierno no lo ha dicho». En la publicación que escribió para el portal digital Analítica.com, explica que es sospechoso que en esas estaciones de servicio hay tiendas «donde se venden todo tipo de golosinas importadas (prácticamente nada nacional) y desde luego cualquier variedad de licores importados, desde cervezas hasta whisky de 21 años».

«Las concesiones fueron entregadas a unos señores que nadie conoce. Nadie conoce las condiciones con las que se firmaron esos contratos (…) la falta de transparencia es lo que más preocupa», ha insistido uno de los antiguos miembros de la directiva de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Del mismo modo, Toro Hardy ha manifestado en su artículo la preocupación que le genera lo que pueda hacer el chavismo, «valiéndose de esa misma Ley Antibloqueo, con el resto de la industria petrolera y otros bienes del Estado».

Licitaciones sigilosas a extraños

A finales de la década de los años 90, y durante tiempos de la bonanza petrolera en Venezuela, las empresas privadas recibieron una invitación para que participaran en el mercado doméstico de gasolina con contratos ampliamente conocidos por todos. En aquella oportunidad, en el país comenzaron a aparecer infinidad de estaciones de servicio como Texaco, BP, Shell, Mobil, Trébol, Llano Petrol y otras marcas venezolanas en medio de un período de crecimiento que se conoció como apertura petrolera, y que el Gobierno del fallecido Hugo Chávez echó por tierra.

Apenas llegó al poder, Chávez arrebató a esas empresas las concesiones, que pasaron a manos de Pdvsa y empresas de países aliados de la llamada revolución bolivariana, como Rusia y Cuba. «Y ahora, Pdvsa está entregándolas a no sabemos quién. La diferencia es que aquellas estaciones de servicio llegaron a hacer contratos ampliamente conocidos, en un proceso de licitación muy amplio, que fue lo que caracterizó la apertura petrolera en la época. En tanto que ahora, todo se está haciendo dentro del mayor sigilo. No informan nada a nadie y las estaciones se han vuelto unos verdaderos bodegones que venden productos importados», prosigue Toro Hardy.

Contradictoriamente, el chavismo, cuando recién se hizo con el poder (1999), rechazó el proceso de apertura petrolera argumentando que quienes administraban la estatal Pdvsa «le estaban entregando el petróleo» a los extranjeros. «Aquellos que nos acusaron de entregar petróleo a los extranjeros son los mismo que hoy gobiernan y se lo entrega a desconocidos», lamenta el experto.

Las regalías de Chávez

En 2005, Chávez creó Petrocaribe, una alianza entre distintos países del Caribe y Venezuela para permitir que estos compraran petróleo venezolano con condiciones de pago preferencial. Cuba y Nicaragua fueron dos de las naciones que más aprovecharon las regalías de Venezuela. Con Chávez, los dos países lograron construir oleoductos y plantas hidroeléctricas. Entonces, Venezuela vendía cada barril de petróleo a más de 114 dólares con una producción de hasta 3 millones barriles diarios. La corrupción y ese programa populista que privó a Venezuela de millonarios ingresos produjo un quiebre en la industria petrolera del país, que el chavismo se niega a reconocer y traslada a supuestos sabotajes y las sanciones del mundo libre contra el régimen de Maduro.

Actualmente, Venezuela produce apenas unos 400.000 barriles de petróleo por día, una de las causas de la severa crisis económica que atraviesa el país. Según estimaciones hechas por Maduro en enero, para 2021 espera incrementar la producción a 1,5 millones de barriles diarios de petróleo «gracias a la Ley Antibloqueo y al esfuerzo que se está haciendo a nivel financiero». Pero estos «esfuerzos» no han sido explicados a profundidad y se duda de la capacidad del Gobierno para reactivar la industria, por cuanto muchos temen que estas promesas de incrementar la producción caigan en saco roto.

 

Trabajo especial publicado por el diario ABC de España