El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ya opera en la mitad de los estados venezolanos y “ejerce influencia” en al menos cinco de ellos, señala un informe enfatizando que el acelerado fortalecimiento de la organización guerrillera la convierte en una amenaza regional mucho más peligrosa y difícil de erradicar.
El fenómeno es producto de una “confluencia de eventos en Colombia y Venezuela” que le ha permitido a la agrupación cosechar los beneficios del caos venezolano y del incremento colombiano de la producción de cocaína, señala el documento elaborado por el profesor del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Evan Ellis.
“La expansión del ELN en Colombia y Venezuela refleja un ciclo de realimentación peligroso que al final podría presentar consecuencias graves para ambos países y la región”, señala Ellis en el informe al advertir que Washington y Bogotá deberían convertir en prioritaria la lucha contra la organización guerrillera.
“El grupo se ha nutrido de las ganancias de una producción de coca ampliada en Colombia, minería ilegal en Venezuela, extorsión de flujos de personas, mercancías y dinero en la frontera entre Venezuela y Colombia donde tienen una fuerte presencia, y mayores oportunidades por la pandemia del COVID-19 para explotar y reclutar a venezolanos y colombianos desesperados en ambos países”, agregó.
Aupados por el régimen de Nicolás Maduro, el ELN encontró en Venezuela una plataforma ideal desde donde conducir sus operaciones ilícitas y evadir la persecución militar colombiana, para convertirse en “una amenaza binacional bien financiada y atrincherada”, señaló.
Le puede interesar - Fedecámaras pide incluir en las negociaciones de México la asignación del FMI
La presencia del grupo irregular se hizo sentir en Tumeremos, estado Bolívar, en octubre del 2018, cuando elementos del ELN masacraron a al menos 18 mineros.
La súbita aparición en la zona minera de 100 soldados de la agrupación fue interpretado como la expansión del ELN dentro del país, pasando desde la región fronteriza occidental en la que estuvo operando tradicionalmente para ingresar en los estados orientales.
Ya para el año 2020, la agrupación tenía presencia en 12 de los 24 estados venezolanos e influencia sobre el territorio en al menos cinco de ellos, la mayoría cerca de la frontera con Colombia, desde donde participaba en actividades económicas ilícitas, señaló el documento.
La agrupación opera en Zulia, Táchira, Apure, Amazonas y Bolívar, estados que abarcan una porción significativa del territorio venezolano.
Datos divulgados en diciembre colocaban el número de combatientes del ELN en territorio venezolano en cerca de 1,000 hombres, distribuidos en 43 columnas que conforman tres frentes distintos de guerra.
De la misma manera, el país sudamericano servía de base de operaciones para tres cuartas partes de los 24 líderes de la organización. Esa presencia militar en Venezuela convierte al ELN en el primer movimiento guerrillero verdaderamente binacional de América Latina, resaltó el estudio.
“Muchas fuerzas del ELN se desplazaban regularmente entre los lados colombiano y venezolano de la frontera, aunque se cree que aquellos involucrados en actividades ilícitas en las regiones orientales del país, más lejos de Colombia, tienen una condición más permanente”, señaló.
El ELN opera con total libertad en Venezuela con la ayuda de comandantes militares venezolanos e integrantes del aparato de inteligencia cubano que opera en Venezuela.
“Aunque hay incertidumbre acerca de la relación exacta el ELN y los agentes cubanos que operan en Venezuela, la participación de muchos líderes superiores del ELN en escuelas cubanas, y la referencia a la doctrina cubana se puede decir que facilita un lenguaje común y respeto del ELN para con los cubanos en las áreas donde se encuentran juntos”, señaló el documento.
Aun cuando la presencia del ELN en Venezuela puede ser rastreada desde los años en que el fallecido Hugo Chávez ocupaba la presidencia, fue bajo el régimen de Maduro que la organización entró en una etapa de auge.
Esto se debe en parte al acuerdo de paz firmado entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que fue aprovechado por el ELN para ocupar los espacios abandonados en la región fronteriza por la hermana organización guerrillera mientras simultaneamente ampliaba sus operaciones en Venezuela, enfatizó el estudio.
“Durante ese proceso, el ELN aumentó su control sobre las rutas de contrabando de drogas desde Colombia hasta Venezuela, controlando cada vez más los cruces informales llamados trochas”, agregó el informe.
Como parte de su expansión dentro de Venezuela, el ELN también se trasladó para controlar los sistemas fluviales que conectaban la frontera con el interior del país, incluidos los ríos Autana, Cuao, Sipapo y Guayapo.
Además de drogas y minerales, el ELN también se ha involucrado en el robo y la extorsión de ganado de rancheros del lado colombiano de la frontera y en pasarlos de contrabando a Venezuela, particularmente al Departamento de Arauca, aunque la minería ilegal generalmente se considera más lucrativa, añadió.
La elección en Colombia de Iván Duque, quien adoptó una postura de mayor confrontación hacia el ELN, incrementó la presión para aumentar las operaciones en el lado venezolano de la frontera, donde la organización pudo beneficiarse del colapso económico y social del país petrolero.
“A medida que aumentaba la crisis económica y política de la nación, el ELN amplió sus operaciones desde la frontera, para hacerse cada vez más activo en el sector de minería ilegal en el interior del país”, dice el documento.
“Con el permiso e incluso la invitación del gobierno de Maduro, y la colaboración de comandantes militares locales venezolanos, el ELN luchó y desplazó a los sindicatos locales (organizaciones mafiosas), pranes (bandas de prisión) y colectivos que habían dominado antes actividades ilegales en la región, pero que se habían descontrolado cada vez más y se habían convertido en un lastre del gobierno de Maduro”, añadió.
El régimen de Maduro también tenía motivos adicionales para aliarse con el ELN, viendo a la organización como un potencial muro de contención en caso de una eventual intervención estadounidense proveniente de Colombia, agregó.
Nota completa en EL NUEVO HERALD