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Régimen de Maduro llega a Bolivia y viste a los escoltas de Evo Morales

Durante un acto político en La Paz, Bolivia, por el 26° aniversario de la fundación del MAS, estalló el escándalo, luego de que Evo Morales llegó a la plaza San Francisco escoltado por un grupo de hombres que estaban vestidos como parte de las fuerzas del régimen de Nicolás Maduro.

Antes esto, el ministro de Defensa boliviano, Eduardo Novillo, aclaró que no se trata de personal enviado por Maduro y que simplemente son jóvenes locales que tienen afinidad con Venezuela.

“Son jóvenes voluntarios de nuestra sociedad civil, que se organizaron para proteger la seguridad del exmandatario y que tienen cercanía ideológica con el gobierno de Venezuela”, aclaró Novillo.

Sobres si existía una afinidad, Gerardo García, vicepresidente del MAS, replicó que esto era “totalmente mentira. Es un montaje lo que han hecho. Los que estuvimos en el aniversario sabemos que eran juventudes, desde luego la juventud se pone poleras de Che Guevara, se pone a veces gorras de Fidel (Castro) o banderas de Venezuela también, pero no son ni militares ni policías” de otros países.

Sin embargo, la explicación no terminó de convencer ya que los escoltas no llevaban camisetas de Hugo Chávez o de Nicolás Maduro, como intento justificar García, sino que estaban uniformados: vestían camisetas negras con bordados en la espalda con el escudo del Grupo de Acciones de Comando (GAC) y la palabra “Comando”. También portaban gorras con las iniciales de ese grupo y la bandera de Venezuela estampada a un costado.

El Grupo de Acciones de Comando (GAC) forma parte de la polémica Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, protagonista de decenas de casos de violación a los derechos humanos.

Según la misión especial de la ONU para Venezuela las autoridades y las fuerzas de seguridad venezolanas -entre las que está la Guardia Nacional Bolivariana- han planificado y ejecutado desde 2014 graves violaciones a los derechos humanos, algunas de las cuales –incluidas las ejecuciones arbitrarias y el uso sistemático de la tortura– constituyen crímenes de lesa humanidad.