La presidenta de la organización Coalición por Venezuela, Ana María Diez, se pronunció este miércoles ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la crisis del país caribeño, respecto a la sociedad civil.
Durante su intervención de poco más de tres minutos, aseveró que «aunque la crisis» en la nación ya «no estando el punto humanitario, no es una crisis que se acabó, sino que cambió».
Acotó que «Venezuela es uno de los países que sigue teniendo unos niveles de desigualdad comparados con Mozambique y Angola». Debido a esto, propuso dos líneas de acción para hacerle un llamado a la comunidad internacional.
- El fortalecimiento de la cooperación regional, con más espacios compartidos para desear cambios tangibles. Intervención sostenible y eficaz integrados por la población.
- Integración, que no puede verse como algo hetero. «Estamos a disposición».
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Diez, siendo la representación civil ante la OEA, también hizo hincapié en que «Venezuela no se arregló», puesto que el país está pasando por «una crisis multifacética que está viva y latente en nuestra región».
«No podemos darnos el lujo, en este momento de bajar los brazos en el trabajo compartidos, todavía falta mucho camino por recorrer y no podemos normalizar o subestimar el impacto de los desplazamientos masivos de venezolanos en la región», precisó.
En este sentido, señaló que «según las últimas cifras de la plataforma R4V, 70% de los venezolanos que retornan al país lo hacen por tema de integración». «Pensaríamos que todos los que regresan en Venezuela lo hacen por el hogar o vocación de permanencia, pero de hecho por cada nueve venezolanos que entran al Brasil sale 1».
Acotó que «Colombia se convirtió en un país de tránsito y siguen pasando miles de personas, mayormente por la selva del Darién, y eso no es algo que nadie me haya dicho, porque hace tres días estuve ahí».
«¿Cuántas vidas se seguirán perdiendo, cuántos niños no acompañados ahora están cruzando por segunda vez uno de los pasos más peligrosos del mundo», se preguntó.
Para Diez, en Venezuela «no existe una narrativa construida, es una realidad cuestionable y las cifras hablan por sí solas».
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