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Herramientas informática por EE.UU. ayudan a evitar la censura en Rusia

El gobierno de Estados Unidos financia la creación de herramientas informáticas para eludir la censura en Rusia, que se han convertido en aplicaciones esenciales para numerosos activistas y militantes que de otra forma podrían quedar aislados del mundo.

Desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Moscú ha intensificado su propaganda y restringido drásticamente el acceso a fuentes de información no oficiales, es decir, a los medios que hablan de guerra y no de una «operación especial» contra los «nazis».

A inicios del año, la red virtual privada (VPN) Psiphon, que permite evitar la censura, registraba cerca de 48.000 conexiones por día en Rusia.

Los accesos a internet por medio de esta VPN se multiplicaron por 20 a mitad de marzo, en el periodo en el que el gobierno ruso prohibió Facebook, Instagram y Twitter. Y al día de hoy alcanza un promedio diario de 1,45 millones de usuarios, según afirma esta red.

«La televisión rusa lo único que difunde es una propaganda horrible de incitación al odio y a la muerte», asegura Natalia Krapiva, jurista de la oenegé estadounidense Access Now.

Las herramientas informáticas anticensura se han convertido así en esenciales para consultar otras informaciones, pero también para comunicarse libremente con familiares y contactos más cercanos.

«Los programas deben ser fáciles de utilizar y seguros. De otra forma los usuarios se arriesgan a ser identificados y puestos bajo vigilancia», agrega la experta.

Sin apoyo financiero de la administración estadounidense «simplemente no tendríamos los medios para proveer herramientas tan sofisticadas, y por tanto para tener tal impacto», indica Dirk Rodenburg, un directivo de Psiphon.

Psiphon, al igual que las aplicaciones Lantern y nthLink, es financiada por la Open Technology Fund, un fondo del gobierno que gasta de 3 a 4 millones de dólares por año para apoyar las VPN en el mundo en nombre de la libertad de expresión.

– Lecciones de China –

La organización confirmó a la AFP que había desbloqueado fondos adicionales de urgencia tras la invasión rusa a Ucrania este año.

Según las estimaciones, unos cuatro millones de personas en Rusia se sirven en la actualidad de estas tres redes privadas para navegar en internet de forma gratuita, pues las sanciones internacionales obligaron a los servicios de pago a retirarse del país.

«No somos realmente una VPN, más bien una herramienta anticensura», subrayó un vocero de Lantern a la AFP.

«Las VPN clásicas están encriptadas, con el fin de que los censores no puedan leer los contenidos consultados (…) pero son fáciles de bloquear por un país como Rusia», detalló la fuente. Psiphon y Lantern han recurrido a métodos más complejos «para lograr que nuestros servidores no sean detectados».

Las jóvenes firmas de tecnología han sacado partido de su experiencia con otros regímenes autoritarios, desde Bielorrusia hasta Birmania.

«Hace dos años China cambió de nivel, hizo lo posible para tratar de bloquearlo todo. Debíamos poner a punto nuevos protocolos cada semana. De modo que estábamos listos para Rusia».

Antes de la guerra en Ucrania, Moscú había recurrido más a la intimidación política de los opositores que a métodos informáticos.

«Ellos no estaban listos para bloquear lo que fuera», destaca el vocero de Lantern. «Había un claro paralelo entre la incompetencia militar rusa y la incompetencia en internet».

– Resistencia rusa –

Según la opinión de diferentes expertos, las autoridades rusas se pusieron al día, pero las herramientas anticensura aguantan la arremetida.

Y aun cuando no son utilizadas más que por un estrecho margen de la población, estas son esenciales para la resistencia, explican.

En marzo, Rusia adoptó una ley que castigaba las «informaciones falsas» que desacreditaran a su ejército.

Según Natalia Krapiva, las detenciones son escasas por ahora, pero muchos periodistas y militantes que recibieron una primera advertencia de las autoridades decidieron exiliarse.

«Algunos abogados siguen allí y guardan silencio para poder defender a los que continúan manifestándose. Otros se van. Muchas organizaciones tienen personas en el lugar y otras en el extranjero, y deben encontrar los medios para seguir funcionando», explica la especialista.

Sin las redes VPN y otras herramientas, sería imposible organizar la resistencia.

«Pasan muchas cosas en línea, pero también en la vida real», cuenta Krapiva. Los militantes «difunden mensajes antiguerra o informan sobre los medios legales para escapar al servicio militar, otros tratan de bloquear los trenes que llevan equipo militar a Ucrania».

No está claro si mantener el acceso a internet global influye en la población rusa más allá de los focos de la resistencia.

«La tecnología no es una solución mágica», reconoce  Natalia Krapiva. «Pero es peor cuando internet se encuentra absolutamente censurado».

AFP