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EE.UU

Pastor que perdió todo en incendio de Hawái ofrece consuelo a sobrevivientes

En 60 años de ministerio, el pastor Arza Brown nunca había dado misa en sandalias. Pero no tuvo alternativa este domingo luego de que el incendio forestal que diezmó una comunidad en Hawái lo dejara con poco más que su fe.

«He ayudado a muchas personas a superar muchos desastres, incendios, muchas cosas», dijo Brown este domingo en su primera misa desde que las llamas devoraran Lahaina, pueblo en la costa oeste de Maui.

«Pero es la primera vez que soy uno de ellos», agregó.

La iglesia bautista donde Brown ejerció durante las últimas cinco décadas fue reducida a cenizas, al igual que su casa, de la cual logró escapar con su esposa.

Uno de sus fieles abrió las puertas de su cafetería en Kahului para reunir a la comunidad de esta iglesia de Lahaina, quienes intentan procesar la tragedia que ya deja casi 100 fallecidos y miles de desalojados.

«Una de las cosas que me molesta como pastor es que debería visitar a la gente y ofrecer el ministerio, pero no nos dejan volver», refiriéndose a la prohibición de las autoridades que hasta el sábado sólo habían peinado el 3% de la zona devastada por las llamas en busca de fallecidos.

«Por eso algo que estamos haciendo hoy es reunirnos y darnos ánimo», dijo el pastor Brown a AFP.

«La iglesia no es un edificio, es su gente. Así que la iglesia aún está aquí de pie», añadió.

«Ser fuertes»
Cerca de 200 personas acudieron al servicio que se extendió durante dos horas, con residentes de Lahaina narrando entre lágrimas los minutos de tensión que vivieron al ver que «una bola de fuego» se aproximaba a toda velocidad.

«Si algo van a escuchar es que ocurrió tan rápido», dijo el pastor Caleb Woodfin, quien asistía a Brown en Lahaina.

«Lo único que podía hacer es mantener la fe de que los vería (a ustedes) de nuevo».

Mirasol Ramelb, devota de la iglesia, perdió su joyería, un comercio instalado desde hace casi dos décadas en la turística Front Street de Lahaina.

«El servicio me trajo el confort a mi corazón, de que Dios está aún allí, que está aún al mando», explicó.

Ramelb fue a misa con su sobrina, Glorymae Lorenzo, quien escapó del pueblo de unos 12.000 habitantes con su esposo, suegra y dos hijos.

«Antes de venir hoy nos preguntábamos ‘¿Por qué ocurrió esto?’. Sus palabras me reconfortaron», dijo. «Tenemos que ser fuertes, vamos a salir de esto».

AFP