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HISTORIA DE ÉXITO | Miguel Ángel MartÍnez: “Primero aprendes a ser persona, y luego a hacer un Martini”

Martini
Foto de Engin Akyurt / Pexels

El trabajo de un Bartender no pasa desapercibido, probablemente el Bartender que lo ejecuta, sí; al menos eso era así en el pasado, ahora la historia es otra. Recientemente Netflix lanzó un reality llamado “Maestros Cocteleros”, que si bien su formato de televisión estaba desgastado, el set y el concepto fue innovador, pocas veces sale algo diferente a competencias de comida, todavía mejor el programa nos hizo descubrir técnicas de mixología complejas, que sin duda revelan que ser Bartender ya no es simplemente el sujeto que te sirve un Whisky en las rocas.

Desde siglos el licor ha estado en la sociedad como elemento vital para expandir las ganas de celebración, si bien es uno de los productos de consumo con más regulaciones, la clandestinidad de su origen creo casi un mundo paralelo para sus amantes, que hoy en día los envuelve en grupos elite y que deja atrás a esos tragos servidos con alto grado de alcoholes, muy dulces y sin mucho esmero en su presentación.

El concepto de “Bar” en Latinoamérica se asocia más a lo underground, se prefiere un buen restaurante o la discoteca más famosa y se complementa el momento con licor. Caso contrario en otros países donde los pubs, bares speak easy y bares que se transforman en discotecas, abundan y con ellos un selecto grupo de Bartenders, respaldados por grandes marcas de alcohol, que inyectan conocimiento, técnica, imagen y una experiencia única.

En esa evolución, el Barman Latino ha ido escalando un lugar, que los ha convertido en ciudadanos del mundo. Al menos el show de Netflix “Maestros Cocteleros” lo entendió así, y como no si tenemos vinos, rones, aguardientes, tequila, mezcal y varios tipos de licores que nos conectan con este mundo, en el que los latinos no pasan desapercibido y se toman muy seriamente el ser Bartender como una profesión y ya no como los rebeldes que quieren sólo beber.

Con sus apenas 33 años Miguel Angel Martínez, puede hacer sin problemas más de 120 recetas de cocteles; ha sido Bartender, Embajador de Marca, Bartender Flair y más reciente es el bar manager del restaurant Asiatiko Robata Bar, ubicado en Miami. Nació en Colombia y desde siempre en su familia las buenas noticias y los momentos felices se celebraban con licor, gracias a que su papá le dedicó toda su vida a una compañía de sodas y cervezas. Cuando alcanza la mayoría de edad Miguel, entra por primera vez a un bar de la mano de Alejandro Paipilla, quien de inmediato vio en él un gran potencial.

“Me enamoré de la profesión rápidamente, fue un despertar de muchas cosas, de conocer los alcoholes, de cómo se hace un tequila, un whisky, una ginebra y más aún de trabajar en hospitalidad y en la creación de cocteles. Estuve en varios lugares hasta llegar a una cadena de bares muy reconocida en Colombia: Joshua café bar, de la familia Ramírez, ellos fueron los primeros en brindarme la oportunidad e invierten en mi educación, voy a la escuela de Bartender Working Flair, en Bogotá, Colombia, con su director Arturo Rosa e Ivan Ramírez y esto me ayudó a crear una disciplina del conocimiento y a no dejar de aprender” En ese mismo camino de aprendizajes “llegaron Cesar Triviño, en ese tiempo uno de los mejores embajadores de marca de colombia representado el portafolio de la multinacional francesa Pernod Ricard y hoy día es el actual embajador de whisky Dewards para Latinoamérica y el Caribe, junto a Carlos Andrés Ramírez, gerente mundial del tequila Altosambos grandes mentores. Y quien ha sido como un miembro de mi familia, a quien admiro y respeto, Aaron Díaz dueño de Carnaval Perú”, expresa con emoción y admiración Martínez, cuando habla de sus inicios.

En esos años de formación incial, Miguel Ángel Martínez conoció el “Flairbartender” que es el arte de lanzar por el aire botellas mientras preparas un trago, lo hizo de la mano de varias figuras muy reconocidas en el mundo como Javier Alfredo Reyan (Argentina) Edwin Fabian Neva (Colombia) Nike Triviño (Colombia) Gaston Santandreau (Uruguay) Nestor Garrido (Argentina) y Pablo Fernández (Uruguay) y si bien reconoce que no ha logrado grandes posiciones en competencias, siente una gran pasión por esta práctica porque le permite prestar un buen servicio acompañado de un show diferente.

“En el tiempo que llevo trabajando he entendido que un coctel es para alegrarle la vida a quien lo toma y no para embriagarlo, al principio preparaba tragos que tenían muchos tipos de licores y jugos que terminaban emborrachando a la gente. Hoy entiendo que un coctel le cambia los sentidos a una persona de diferentes maneras, un buen coctel puede marcar una parte de tu historia que tiene un significado especial porque ocurrió mientras tenías ese buen coctel en la mano” señala Martínez.

Miguel es un aficionada de la lectura, su curiosidad lo ha llevado a conectar con las personas indicadas para llegar a Cuba, Ecuador, México, Guatemala, España, Francia, y Estados Unidos y “si bien Europa y Estados Unidos tienen un nivel exigente, nuestros países latinos, nacer latino y criarme como latino, me ha permitido conocer la hermandad, la hospitalidad real, y me sigue inspirando porque aprendemos en conjunto”.

Ese concepto de comunidad lo ha obligado a exigirse más para alcanzar un lugar, “me esforcé en competir en diferentes concursos para ganar habilidades de comunicación en público, desafiarme a mi mismo, aprender de mi mismo, rompiendo paradigmas”, es así como tiene en sus reconocimientos dos premios Guinness. Sin embargo, para él lo más importante se basa en la persona que eres y tiene dos premisas que lo acompañan en su camino: “Nunca rendirse” hasta poder lograr lo que quieres y las más importante “primero aprendes a ser persona, y luego a hacer un Martini.

Su objetivo principal es impulsar a otros latinos a que “conozcan todas las áreas de trabajo que esta profesión tiene, no se trata nada más de estar en la barra, existen oportunidades infinitas para desarrollar la carrera, con competencias, siendo profesor, embajador, lo que nunca puede estar por debajo de todo esto es el trato al personal con el que laboras, desestimar a las nuevas generaciones en formación y mucho menos al consumidor, compartir conocimiento y ser humilde deben acompañarte en este camino”.

De sus licores favoritos, Miguel prefiere el ron y el whisky, y lo dice acompañado con algún dato histórico sacado de los más de 300 libros que tiene en su biblioteca personal. Tiene una energía inagotable, que de seguro fue la que lo trajo hasta Miami de la mano de Aaron Díaz, creador de Carnaval Bar en Perú; entre ambos idearon una coctelería conceptual para el restaurante Asiatiko, inpirada en icónos de la cultura japonesa y respetando el sistema kosher de la comunidad judía, dando vida un Festival de Bombay (pomelo, aperitivo de pimienta de sichuan, lima, piña, bourbon) y el Otoño en Japón (granada, lichi, jerez, ginebra japonesa), o mejor aún un Singapore Gardens (lichi, tónico de flor de saúco, pimienta de Sichuan y ginebra) cubierto con algodón de azúcar y rociado con un fragante aroma a rosas, entre otras docena más de cocteles, que requieren de un artículo por sí solo para que los expertos vayan a vivir esta experiencia digna de reconocimiento.

Nota de prensa