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Dos días después de las elecciones locales en el Reino Unido, la atención está puesta en Escocia, donde los independentistas esperan obtener la mayoría absoluta en el parlamento local y al mismo tiempo promover la causa de un nuevo referéndum de autodeterminación.

El «superjueves» de elecciones locales en el Reino Unido, cuyos resultados llegan a cuentagotas, pone a prueba la popularidad del Partido Conservador de Boris Johnson y la unidad del país.

Los nacionalistas escoceses pretenden obtener la mayor victoria posible para obligar al jefe del gobierno británico a aceptar una nueva consulta sobre la independencia de Escocia.

Los resultados anunciados el viernes en Inglaterra son un buen augurio para los conservadores, que han ganado terreno e incluso conquistado el bastión laborista de Hartlepool (noreste), que siempre había votado por el Partido Laborista en casi 50 años.

Esta victoria ha fortalecido al primer ministro, pese a una serie de escándalos sobre vínculos cercanos entre poder e intereses privados. Y prolongan el avance de los conservadores en las legislativas de 2019 en el denominado «muro rojo» laborista, esas zonas del norte de Inglaterra afectadas por la desindustrialización y favorables al Brexit.

En Escocia, en cambio, los conservadores están lejos de estar en una posición de fuerza, y la popular Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), debería seguir como primera ministra.

Su partido se encamina hacia un cuarto mandato consecutivo, tras consolidar su posición y haber arrebatado dos circunscripciones claves a los conservadores, y otra a los laboristas.

Según los resultados de 56 circunscripciones difundidos este sábado, el SNP ganaba 47. No obstante, no está seguro de alcanzar su objetivo de 65 escaños de los 129 escaños del Parlamento local de Holyrood, tras fracasar en conquistar dos circunscripciones que tenía en la mira.

«El SNP será con mucho el mayor partido del Parlamento escocés, y la cuestión de si tendremos una mayoría absoluta, lo que siempre ha sido una montaña muy, muy difícil de escalar para nosotros, estará determinada por los resultados anunciados hoy», dijo el sábado en la BBC el viceprimer ministro escocés, John Swinney.

No obstante, estimó que habrá una mayoría de diputados «que se comprometieron a organizar un referéndum sobre la independencia de Escocia».

Johnson, quien debe autorizar este referéndum, se opone firmemente, al considerar que tal consulta solo puede hacerse una vez por generación. En el de 2014, 55% de los electores votó por permanecer en el Reino Unido.

Los partidarios de un nuevo referéndum señalan que el Brexit, al cual se oponían un 62% de escoces, cambió las cosas.

«Creo que un referéndum en el contexto actual es irresponsable e imprudente», dijo Johnson al diario Telegraph.

Sturgeon juega la carta de la prudencia, comprometiéndose a organizar un referéndum «a su debido tiempo», una vez superada la crisis sanitaria.

Con información de AFP