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Venezuela

¿Cómo el COVID-19 golpea el bolsillo de los venezolanos?

Hacer frente al COVID-19 en Venezuela “no es tarea fácil” y afecta seriamente al golpeado bolsillo de los venezolanos, según coinciden personas consultadas que han resultado contagiados o que han tenido a un familiar cercano positivo a la enfermedad.

Sólo las pruebas diagnósticas de COVID-19 tienen un costo de entre 40 y 100 dólares, dependiendo del tipo de examen y laboratorio. Una consulta médica privada oscila entre 30 y 100 dólares.

Los primeros exámenes de sangre con indicadores de relevancia para médicos que atienden COVID-19 pueden estar a partir de los 30 dólares, mismo monto que debe pagar un paciente por una radiografía de tórax.

Jaime Lorenzo, director ejecutivo de la organización Médicos Unidos de Venezuela, comenta a VOA: “El primer grupo de exámenes, placa de tórax y tomografía está en el orden de 255 dólares”.

“Pero al paciente hay que repetirle con cierta frecuencia exámenes y estudios de imágenes, eso solamente son los costos de estudios. El tratamiento en función de un ingreso a terapia aumenta los costos”, sostiene.

La Voz de América pudo constatar que la permanencia de pacientes con COVID-19 en terapia intensiva puede llegar a costar hasta 2.500 dólares diarios, una situación que lleva a cientos de familias sin seguro médico o con seguro limitado, a solicitar donaciones y apoyo económico a través de redes sociales.

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Estos montos resultan inalcanzables para quienes perciben un salario mínimo que no llega a los 2 dólares mensuales o para empleados que, en el sector privado, perciben un sueldo de entre 53 dólares y 256 dólares mensuales, según el Observatorio Venezolano de Finanzas.

A pesar de que la atención en el sistema público debe ser gratuita, las fallas son evidentes y complican la situación para los pacientes que deben llevar los suministros para poder ser atendidos.

“Muchos de los pacientes que acuden, no solamente por COVID-19 sino por otras patologías, en los hospitales le entregan listado de lo que tienen que adquirir para poder ser atendidos. Los pacientes y los familiares tienen que comprarlos, al igual que los medicamentos. Si acaso podrían tener algunos medicamentos, como es el caso del Remdesivir, que podría darlos las instituciones, el resto tienen que comprarlo, así como los materiales, los costos son altos”, afirma Lorenzo.

Además destaca el “control de la información” de parte de las autoridades en relación con la situación del COVID-19 en el país, lo que complica determinar si se está produciendo una nueva ola.

“La realidad es que estamos teniendo otra vez aumento de la presencia con sintomatología respiratoria compatible con COVID, volvemos a tener ingreso a las terapias intensivas y a las áreas de pacientes. Estos parámetros nos están diciendo que volvemos a tener una subida de casos nuevos”, explica.

Con información de Voz de América