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VOA | Aviones de combate Sukhoi de Venezuela tienen menos horas de vuelo que el promedio

Avión
Avión - referencial Pixabay

Las noticias sobre el accidente fatal de un avión caza en Caracas el fin de semana pasado sacó a relucir el poderío que tiene la Aviación Militar de Venezuela gracias a las compras mil millonarias de armas y equipamiento castrense a Rusia a principios de siglo.

El avión Sukhoi 30-MK2 Flanker G accidentado se precipitó a tierra durante un ensayo militar debido al impacto de un buitre en uno de sus dos motores. La aeronave forma parte de una flotilla de dos docenas de aviones de alta capacidad de ataque que tienen pocas horas de vuelo, según expertos en seguridad y defensa.

Esta gráfica muestra el avión caza Sukhoi de fabricación rusa comprado hace 17 años por Venezuela.

1.600 MILLONES DE DÓLARES POR 24 AVIONES

Venezuela comenzó a negociar en 2005 con Rusia la compra de varios sistemas de armamento, directamente con la agencia estatal militar Rosoboronexport.

En julio de 2006, el gobierno de Hugo Chávez Frías pagó un estimado de 1.600 millones de dólares por 24 aviones caza fabricados por el grupo ruso de empresas de ingeniería aeroespacial Sukhoi, específicamente el modelo Su-30MK2 Flanker G.

El monto preciso de la compra no fue informado públicamente y el proceso de adquisición “fue totalmente opaco”, dijo a la Voz de América Rocío San Miguel, abogada y presidenta de la ONG Control Ciudadano, dedicada a la contraloría de los sectores de seguridad, defensa y la Fuerza Armada Nacional de Venezuela.

Ni el poder ejecutivo ni el militar explicaron entonces las ventajas de adquirir esos sistemas de combate aéreo en vez de otros posibles competidores, agregó San Miguel.

Tampoco hubo claridad sobre los precios de los repuestos, motores, la instalación de un centro de mantenimiento o la instrucción de personal y el asesoramiento ruso al gobierno venezolano, acotó.

COMPRAS MULTIMILLONARIAS DE ARMAMENTO POR PARTE DE CHÁVEZ

Los Sukhoi formaron parte de una multimillonaria adquisición de material bélico por parte de Chávez, que sus críticos reprocharon por preocupaciones de que podía generar una carrera armamentista entre países en la región.

Control Ciudadano llevó el registro de aquellos contratos: entre 2005 y 2012, Venezuela compró a Rusia 100.000 fusiles AK-103 y AK-104; 38 helicópteros Mi-17-V5; tres helicópteros de transporte Mi-26T2; 10 helicópteros de ataque Mi-35M2, y 5.000 fusiles de precisión Dragunov SDVS.

También adquirió 1.000 lanzacohetes portátiles antitanques RPG-7V2; 1.500 lanzamisiles portátiles antiaéreos Igla-S y 300 cañones bitubo antiaéreo ZU-23 ZOM 1-4. Las compras también incluyeron 92 tanques medianos T-72B1V; 123 vehículos de Combate de Infantería BMP-3 y 114 vehículos de Combate de Infantería 8×8 BTR-80.

ENTREGAS DE LOS SU-30MK2

Las entregas de los Su-30MK2 comenzaron el 29 de noviembre de 2006, cuatro meses después de la firma del contrato, dijo a la VOA Andrei Serbin Pont, analista de inteligencia geopolítica, política exterior, defensa y seguridad.

18 de los 24 aviones fueron asignados al Grupo Aéreo de Caza Libertador Simón Bolívar Número 13, en la Base Teniente Luis del Valle García, en Barcelona, Anzoátegui, mientras que las otras seis aeronaves se transfirieron al Grupo Aéreo de Caza Número 11 Capitán Manuel Ríos, con sede en Guárico, para sustituir a los aviones de combate franceses Mirage 50 EV/DV, indicó Serbin Pont.

San Miguel precisó por su parte que los Sukhoi arribaron a Venezuela desarmados en un avión de carga Antonov, propiedad del Estado ruso.

En 2015, Venezuela negoció con Rusia la compra de 13 aviones más del mismo modelo Sukhoi, según informaron entonces el dictador Nicolás Maduro y el ministro de Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, pero esos acuerdos nunca se concretaron.

¿POR QUÉ VENEZUELA ELIGIÓ LOS SUKHOI?

En 2006, mientras Caracas y Moscú negociaban la compraventa de los Sukhoi, el gobierno de Estados Unidos, entonces presidido por George W. Bush, impuso un veto a la transferencia de material y tecnología militar a Venezuela.

La decisión respondía a la insuficiente cooperación de Venezuela en la lucha contra el terrorismo y a la preocupación de la Casa Blanca por la cercana relación del ejecutivo de Chávez Frías con Cuba e Irán, explicó en aquel momento el Departamento de Estado.

Ese veto impidió a la Aviación Militar venezolana hacer una revisión mayor y modernizar los sistemas electrónicos y la integración de misiles aire-aire Rafael Python IV de sus aviones F-16, fabricados por y comprados a Estados Unidos.

“La Aviación tenía dos problemas: por un lado, los F-16, que sufrían los efectos del veto, y, por otro lado, los Mirage, que ya estaban presentando serias señales de fatiga y requiriendo un reemplazo”, precisó Serbei Pont.

Los F-16, acota, no fueron “dados de baja” por Venezuela. Los Sukhoi llegaron a “complementar” las capacidades de los aviones de combate estadounidenses, dijo.

Los Su-30MK2 representaron la incorporación a las Fuerzas Armadas venezolanas del avión de combate “más avanzado” en la región latinoamericana, afirmó Serbin Pont.

“Es el primer caza pesado y bimotor de esas características, polivalente, con capacidad de ataque terrestre, superioridad aérea, ataque aeronaval. Complementaba muy bien las necesidades de ese momento” de Venezuela, añadió.

Voz de América