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Venezuela

Venezuela sumida en una severa crisis disfrazada de bienestar en redes sociales

Desde hace varios meses en las redes sociales se vienen publicando una serie de videos y fotografías que representan a una Venezuela que no se parece al país en quiebra, donde la gente muere de hambre o de mengua y donde la dictadura ha destruido el aparato productivo, los servicio públicos y el sistema de salud.

Un caos por el que más de cinco millones de venezolanos han abandonado el territorio nacional sin importar exponer sus vidas a cambio de  una oportunidad para sí mismo y para sus familias.

La visión que se tiene del país puertas adentro es muy diferente a lo que se puede apreciar en el exterior, por lo que muchos ajenos a la realidad venezolana podrían pensar que atrás quedaron los problemas de miseria y hambre que han golpeado a la nación en los últimos años. Lujosos bodegones con productos importados, mientras a pocos metros ver a personas comiendo de la basura.

¿Venezuela vive una realidad dividida o el espejismo del lujo y derroche impiden ver la verdad de los problemas? ¿Finalizó en Venezuela lo que algunos llamaron “periodo especial”? En referencia a la crisis devenida en Cuba tras la desaparición del bloque de países socialistas de Europa del este.

Para el embajador de Venezuela en Canadá, Orlando Viera Blanco la situación es más de contraste ya que por un lado una mínima porción de la población va embriagada de una política celestina de dolarización, como consecuencia de la pérdida del cono monetario, la productividad y una inflación incontenible.

“Un venezolano que se encierra en su microcosmo de mil y una noches, Humboldt, vida “VIP Club” y Ferraris, que le lanza una bofetada ciclópea a la otra población mísera (95% de la gente) donde al menos 10 millones de venezolanos están por debajo de los umbrales proteicos”.

Recalca que entretanto el régimen que no tiene ni política ni recursos para atender una pandemia desbordada, deja correr esta forma de laissez fair laisse passer (deja hacer, deja pasar) y sálvese el que pueda y tenga, porque el pueblo no puede subsidiarle. “Unos se contagian de COVID en sus rumbas enchufadas mientras otros lo agarran en los vagones de un metro atiborrado! Dos Venezuela donde una muere de mengua y otra embriagada de una falsa revolución”.

El diplomático destaca que esa Venezuela de fachada, bodegones y escoltas en coches blindados no es viable. Recalca que es una dinámica perversa, fatua, ficticia, que gravita sobre una economía soterrada y oculta.

«Un circuito de dinero sucio que se mezcla con remesas y tapaderas, donde el valor del emprendimiento, el trabajo productivo y competitivo no existe. Una máquina de lavado y dinero fácil de patas cortas. La otra Venezuela muere o se marcha, mientras observa a los pocos privilegiados en su borrachera celestina y encapsulada. Una Venezuela depauperada, pariendo niños con hidrocefalia de vientres rotos y secos, subalimentados, que no garantizan la vida».

«Una Venezuela que se marcha, que consume de cloacas y comen de desechos. Una Venezuela humillada que ve a otra comer, beber y disfrutar hasta la saciedad mientras los olvidados por su propia revolución bonita, no pueden llevar a sus hijos al colegio, caen en la delincuencia, van con pies descalzos y sin esperanza de nada. Esa Venezuela de contrastes mucho más profundos que cualquier pasado y diferencias insalvables, no puede coexistir porque pronto estallará en una explosión social y criminal que es la anomia».

 

Boliburguesía y descalabro

Para la psicólogo y activista político Belsaí Yanez existe un derroche de dinero, que no tiene que ver con los industriales que intentan trabajar por el país, sino con aquella gente que se muestra en viajes constantes a Los Roques, fiestas con gastos millonarios.

“Es un sector ligado a la boliburguesía. Un sector minoritario, pero con poder económico y con poder político que está completamente secuestrado en algunos sectores allegados al régimen. Mientras hay una Venezuela donde la gente gana un sueldo miserable sobre todo el personal de la administración pública y hablamos de sectores tan fundamentales como educación y salud. Y no solo ellos sino otros sectores sometidos a sueldos y salarios que los coloca en una posición casi de indigente”.

El activista asegura que cada vez más hay un mayor abismo entre ese sector que ha saqueado al país y el resto de la población que termina no teniendo acceso a nada ni siquiera el caso de las vacunas. Resalta que ese sector es de altísimos privilegios. “Esa ha sido una práctica que desde hace tiempo viene ejerciendo el régimen, pero en los últimos años se ha agudizado muchísimo más especialmente a partir de la manera ilegal como manejan el oro y otros minerales preciosos que se extraen Venezuela como el coltán. Donde no hay ningún tipo de regulación, sino que quedan a la disposición de lo que decida la dictadura”.

Recalca que ese manejo de los minerales preciosos ha inyectado a la economía una circulación de dólares que no es habitual y al no venir de la parte productiva es un dinero que maltrata a la economía del país.

 

Compleja realidad

“Hay muchas Venezuela. Pareciera que un hay país que se está disparando y otro no. Realmente no es así. Si ves los números, Venezuela [pareciera que] está mejor que en años anteriores, pero solo si lo comparas con la propia Venezuela del 2015, 2016 o 2017. En este momento no hay escasez y la curva de la hiperinflación es menos inclinada; pero eso no quiere decir que esté bien. Si ves los números puedes asegurar que el país está muy mal. ¿Está mejor? Sí. ¿Está bien? No, para nada”. Así lo asegura Carlos Palumbo, director ejecutivo de la Asociación de Industriales y Comerciantes de La Urbina y de la Asociación de Industriales de Los Ruices y de la California Sur.

“En esencia hay industriales que están apostando en el país, que creen en Venezuela y que están tratando de hacer lo mejor posible, pero eso no quiere decir que la nación se haya recuperado ni mucho menos. Esas tendencias negativas como la caída del Producto Interno Bruto (PIB) o la hiperinflación se han ido aplanando, pero sigue habiendo serios problemas económicos que hay que solventar y atender”, destacó.

Recalca que a su juicio las imágenes que se ven en las redes sociales de personas comiendo en lujosos restaurantes no significa que haya habido una mejoría en la economía, ni de que todos los que están allí son enchufados. “Hay gente que después de tanto tiempo quiere darse un gusto y acude a estos sitios, pero no quiere decir que el país haya mejorado. Hay mucho por hacer para la recuperación económica de la nación”.

 

Por Elkis Bejarano