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En Laguiole, el cuchillo más famoso de Francia busca protegerse contra las imitaciones

El cuchillo francés de Laguiole, conocido en todo el mundo y a menudo imitado, lucha por obtener una indicación geográfica, una preciada etiqueta estatal que le protegería más de las copias hechas en China o Pakistán.

El sindicato regional de fabricantes de este cuchillo de Laguiole, un producto que no goza de protección jurídica, entregó una petición al Instituto francés de la Propiedad Industrial (INPI, en francés) para conseguir una denominación geográfica protegida.

«Es maravilloso. Estamos a punto de escribir una nueva página de la historia de este cuchillo», celebraba Vicent Alazard, el alcalde de Laguiole, un pueblo de poco más de 1.200 habitantes en el sur de Francia. El INPI francés tiene hasta mayo para dar su respuesta.

«Hoy en día los consumidores desean conocer el origen de los productos, así que nos adaptamos a sus demandas», afirmó a la AFP Honoré Durand, el presidente del sindicato que agrupa a siete fabricantes.

El cuchillo de Laguiole da trabajo a 230 personas en el pueblo y sus alrededores, por un valor de negocio de 15 millones de euros (casi 18 millones de dólares).

 

– «Falsificaciones» –

 

«Nuestro mayor problema es la cantidad de cuchillos fabricados en China y Pakistán, de los que ni conocemos su número, que llevan la marca ‘Laguiole'». Estas falsificaciones mucho más baratas inundan el mercado y debilitan a los productores locales, que apuestan por la calidad.

«No podemos impedir las falsificaciones pero podemos identificar» el producto con un logo de denominación geográfica grabado en su hoja. «Cuando alguien compre un cuchillo, sabrá que viene de Laguiole», apuesta Christian Valat, dirigente de la cuchillería «Laguiole en Aubrac».

En la Forge de Laguiole, el fabricante más importante del pueblo, decenas de artesanos producen más de 100.000 cuchillos al año, un 60% dedicados a la exportación, sobre todo a Alemania y a Estados Unidos.

Baptiste Boit acaba de sacar de un horno a 1.000 grados una barra de acero que pasará por una prensa de 400 toneladas. «Los cuchillos tenemos que hacerlos aquí, eso nos permitirá mantener el saber hacer del pueblo», dice Boit.

En otro espacio, Clarinda Pestana explica cómo «monto el cuchillo de principio a fin»: «Pongo primero su cruz característica, blanqueo las platinas y añado el mango. Se comprueba el chasquido de la hoja. Después añado los remaches y desbasto el cuchillo».

La producción de estos famosos cuchillos plegables, grabados con una abeja, supone la única actividad manufacturera del pueblo. Desde 1827, el saber hacer se mantiene en el Laguiole a pesar de que parte de la producción se trasladó 200km al norte, a Thiers (centro este), la capital francesa de la cuchillería.

 

– Una segunda petición –

 

Una segunda petición de denominación geográfica protegida para el «cuchillo de Laguiole», que reagrupa Thiers y Laguiole, será presentada en abril por la asociación CLAA (Couteau Laguiole Aubrac Auvergne).

«Tenemos derecho a fabricar el Laguiole», asegura el presidente de la asociación que agrupa sobre todo a productores de Thiers, Aubry Verdier.

Pone por delante el «‘territorio de fabricación’, es decir, el lugar donde existe este conocimiento. Sin una denominación protegida común se creará una competencia desleal enorme que, paradojicamente, beneficiará a Thiers, habrá más empleos».

Una iniciativa que no se percibe de la misma forma más al sur. «La denominación geográfica es eso, geográfica, Laguiole y sus alrededores», considera Honoré Durand.

La petición de Laguiole es «tan fuerte como el hierro, tenemos muchas posibilidades de conseguirla», afirma Duran. «Es un derecho importante a la propiedad industrial. Si alguien copia el logo de esta denominación geográfica, cometerá un delito. No es una broma, es el Estado francés defiendo su producto».

Fuente AFP