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Murió Otelo Saraiva de Carvalho, estratega de la Revolución de los Claveles en Portugal

Otelo Saraiva de Carvalho, estratega del «Movimiento de los Capitanes» que derrocó a la dictadura el 25 de abril de 1974 en Portugal, falleció este domingo en Lisboa a los 84 años, anunció el coronel Vasco Lourenço.

«Otelo», como lo llaman los portugueses, murió en el hospital militar de Lisboa, afirmó a la prensa Vasco Lourenço, portavoz de los Capitanes de Abril.

Esta figura destacada pero polémica desempeñó un papel esencial en la Revolución que en una mañana acabó, casi sin derramamiento de sangre, con más de cuarenta años de dictadura salazarista, provocando un estallido de júbilo popular.

Ese día Otelo de Carvalho, entonces comandante, dirigió de forma anónima, desde un cuartel, toda la rebelión de los capitanes.

Los portugueses descubrieron entonces la democracia, con todo lo que conlleva: libertad de expresión, sufragio universal, igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, derecho de huelga, seguridad social para todos, etc.

«Se ha convertido con todo el derecho en uno de los símbolos» de la Revolución que puso fin a la dictadura más larga del siglo XX en Europa, abriendo el camino a la democracia», estimó en un comunicado el gabinete del primer ministro portugués, Antonio Costa.

Su «capacidad estratégica y operativa» y «su compromiso y generosidad fueron decisivos para el éxito» del movimiento, subraya el gobierno.

«Otelo», considerado el «cerebro militar» de la Revolución de los Claveles, nació en Mozambique en 1936 y comenzó su carrera militar a principios de la década de 1960, cuando el país estaba inmerso en guerras coloniales.

Con la Revolución de los Claveles se granjeó la simpatía de la opinión pública, lo que parecía augurarle un futuro político de primera plana. Se presentó dos veces a las elecciones presidenciales, sin éxito.

En 1987 «Otelo» fue condenado a 15 años de prisión por complicidad moral en atentados de extrema izquierda. En 1996 fue amnistiado por su participación en el movimiento clandestino de extrema izquierda FP-25, implicado en varios ataques sangrientos entre 1980 y 1987.

«Nos queremos quedar sobre todo con su papel en el levantamiento militar del 25 de Abril», reaccionó el Partido Comunista en un comunicado, en el que añade que no es el momento de juzgar «su trayectoria política».