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Olas de calor en Europa y EE.UU. serían «casi imposibles» sin cambio climático

Satya Soviet Patnaik shields himself from the sun while waiting in line to take a photo at the historic Welcome to Las Vegas Sign during a heat wave in Las Vegas, Nevada, on July 14, 2023. Climate scientists are sounding alarm about the impact of human-caused global warming, and warning 2023 is on track to be the warmest since records began. Global surface temperatures have increased by about 2F (1.1C) since 1880, making extreme heat more frequent. Extreme heat is the deadliest weather hazard in the United States, according to official data, with the elderly, the very young, people with mental illness and chronic diseases at highest risk. (Photo by Ronda Churchill / AFP)

Las olas de calor en Estados Unidos, Europa y China, con temperaturas récord de más de 40 y 50 grados en algunas regiones, hubieran sido «casi imposibles» sin la existencia del cambio climático, aseguró el martes la red World Weather Attribution (WWA).

Esta red científica, que estudia el vínculo entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático, estima que los desajustes del clima causados por la actividad humana hicieron «al menos 50 veces más probable» la ola de calor registrada recientemente en China.

El cambio climático, causado por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, «ha hecho que las olas de calor sean más largas y frecuentes», señala la WWA.

«Las recientes olas de calor ya no son acontecimientos excepcionales» y «serán aún más intensas y frecuentes si las emisiones no se reducen rápidamente», aseguran los investigadores.

Si bien fenómenos naturales como los anticiclones o El Niño pueden contribuir a desencadenar estas olas de calor, «calentar las temperaturas del planeta quemando combustibles fósiles es la razón principal por la que son tan graves», subrayó la WWA.

En julio, distintas olas de calor han afectado amplias zonas del hemisferio norte, con más de 50 ºC registrados en el Valle de la Muerte californiano (EEUU) o el oeste de China; un récord histórico de 45,3 ºC en la región española de Cataluña y más de 43 ºC en Phoenix (Arizona, EEUU) desde hace 24 días.

2,5°C MÁS CALIENTES

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio -siete científicos de los Países Bajos, el Reino Unido y EEUU- utilizaron datos meteorológicos históricos y modelos climáticos para comparar el clima actual y el calentamiento global de 1,2 grados con el del pasado.

Estos resultados, elaborados con urgencia, se publican sin pasar por el largo proceso de las revistas con comité de lectura, pero combinan métodos aprobados por sus pares.

Los científicos prestaron especial atención a los periodos en que el calor fue «más peligroso», es decir, del 12 al 18 de julio en el sur de Europa, del 1 al 18 de julio en el oeste de Estados Unidos, Texas y el norte de México, y del 5 al 18 de julio en el centro, este y oeste de China.

Señalaron que el calentamiento global está intensificando las temperaturas: las olas de calor en Europa son 2,5°C más cálidas, las de América del Norte aumentan 2°C y las de China 1°C, según la WWA.

Según la NASA y el observatorio europeo Copernicus, julio de 2023 «se convertirá en el julio más caluroso jamás registrado».

«En el pasado, tales acontecimientos habrían sido aberrantes. Pero en el clima actual, ahora pueden ocurrir aproximadamente cada 15 años en Norteamérica, cada 10 años en el sur de Europa y cada 5 años en China», explicó Mariam Zachariah, científica del Imperial College London, que contribuyó al estudio.

ABURRIDO

Estas olas de calor «serán aún más frecuentes y se producirán cada dos o cinco años» si el calentamiento global alcanza los 2 grados, «lo que podría ocurrir dentro de unos treinta años, a menos que todos los países firmantes del Acuerdo de París cumplan plenamente sus compromisos actuales de reducir rápidamente sus emisiones», añadió.

Este comienzo de verano «podría convertirse en la norma (…) e incluso considerarse fresco si no alcanzamos la neutralidad de carbono», subrayó la climatóloga británica Friederike Otto.

Para ella, «los resultados de este estudio de atribución no son ninguna sorpresa. (…) Desde un punto de vista científico, es incluso aburrido porque sólo confirma lo que preveíamos. Pero lo que no habíamos previsto era lo vulnerables que somos a los efectos del calentamiento global. Porque mata a la gente», insistió.

Sin embargo, «estas olas de calor no son la prueba de un ‘calentamiento global desbocado’ o del ‘colapso climático’. Todavía estamos a tiempo» de cambiar las cosas, dijo la científica.

«Necesitamos urgentemente dejar de quemar combustibles fósiles y trabajar para reducir nuestra vulnerabilidad. Si no lo hacemos, decenas de miles de personas seguirán muriendo», afirma Otto.

La científica considera «absolutamente esencial» que en la conferencia sobre el cambio climático (COP28), en noviembre en Dubái, se adopte una legislación internacional sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles.

AFP